Estaban proyectados US$ 2.800 millones antes de la pandemia. Ya era la cifra más baja desde que volvió a ser 51% estatal.
En medio de una caída histórica en el precio del petróleo, YPF celebrará este jueves su asamblea anual de accionistas. Allí se aprobará el ingreso de nuevos directores por el Estado -entre ellos, el abogado laboralista Héctor Recalde-, las remuneraciones del directorio ($ 75 millones), y el balance de 2019, que dejó pérdidas por $ 33.379 millones.
Guillermo Nielsen es el presidente de YPF. Si sigue la tradición de sus predecesores (Miguel Galuccio y Miguel Gutiérrez) debería anunciar los desembolsos previstos para este año. Antes de la pandemia del coronavirus, la petrolera de mayoría estatal estimaba destinar US$ 2.800 millones a sus operaciones, según presentaciones a inversores. Se trata de la inversión más baja desde que el control de la compañía fue expropiado.
Pero el Covid-19 golpeó a la industria petrolera en una magnitud impensada. Las ventas de combustibles cayeron hasta un 75%, las refinerías están operando en mínimos y los planes anteriores pueden ser revisados. Si la inversión para 2020 iba a ser la más baja desde 2012, la expectativa es que podría achicarse más. Antes de la pandemia, YPF ya había avisado que pensaba ampliar en un 2% su capacidad de producción de crudo y disminuir en un 8% su operación en gas.
En el orden del día, se aprobará el balance de 2019. YPF perdió $ 33.370 millones, revirtiendo las ganancias que tuvo en 2018 ($ 38.606 millones) y 2017 ($ 12.672 millones). La compañía procederá a “desafectar íntegramente la reserva para futuros dividendos, la reserva para compra de acciones propias y la reserva para inversiones; y absorber íntegramente las pérdidas acumuladas en resultados acumulados hasta $ 34.071 millones”, según está anunciado.
En el frente interno, YPF se encuentra tironeada por el “barril criollo”, un proyecto que está en manos del Poder Ejecutivo. Ese precio “sostén” que sería de US$ 45 según trascendió es inviable, según las proyecciones internas de la compañía.
El valor del petróleo crudo internacional es menos de la mitad (US$ 20). Pagarlo el doble conllevaría problemas financieros para la compañía. Sin embargo, la conducción enfrenta dos oposiciones: la del gobierno de Neuquén, que reclama ese importe para que le liquiden las regalías, y la de Miguel Galuccio, el presidente de la petrolera Vista. Ambos quieren el “barril criollo”. Vista es pequeña en producción, en comparación con el resto. Galuccio -ex titular de YPF- suele lograr que la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner lo escuche. Y la palabra de la ex presidenta pesa en energía.
La comisión fiscalizadora de YPF percibirá $ 87 millones por su tarea en el ejercicio 2019 y el directorio embolsará $ 75,5 millones. “El Directorio considera que las remuneraciones asignadas a sus miembros durante el ejercicio bajo consideración son adecuadas y razonables por cuanto toman en cuenta las responsabilidades de cada director, la realización de comisiones especiales, el tiempo dedicado a sus funciones, su competencia y reputación profesional, la cual es ampliamente reconocida en el ambiente empresario en el que actúan, y asimismo en razón de que el valor de sus servicios se ajusta al comparable en el mercado con compañías”, plantea la orden del día.
El actual CEO de YPF es Daniel González. Fue CFO en la gestión de Galuccio y Gutiérrez, y después pasó a ocupar ese sitio, tras el fallido intento con Ricardo Darré. La continuidad de González no depende exclusivamente del directorio. Su permanencia y/o remoción es como la de cualquier otro ejecutivo, es una decisión de gestión que no requiere aprobación especial.
A comienzos de año, Nielsen había elaborado un proyecto para estimular las inversiones en Vaca Muerta. Esa formación neuquina es dominada por YPF, pero requiere que más empresas se asocien o vayan a invertir por su cuenta. La propuesta de Nielsen fue a manos del ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. El presidente Alberto Fernández llegó a comentar algo en una reunión con ejecutivos de la industria. Pero ahora la industria ya no piensa en la expansión para este año, sino en la supervivencia. Con un barril a US$ 20, los operadores que quieran venir tendrán que tener una mirada de mediano y largo plazo.