De acuerdo al balance del primer trimestre de este año, los resultados netos registraron un retroceso interanual del 236,2%, además de un desplome del 20% en su producción de gas.
La presentación del balance de YPF reflejó la preocupante situación de la principal firma del mercado hidrocarburífero argentino. De acuerdo a los números del primer trimestre de este año, los resultados netos registraron un retroceso interanual del 236,2% al pasar de una ganancia de $5.986 millones a una pérdida de $8.153 millones.
Las cifras van en línea con el derrumbe que ya se venía observando en la producción de gas y que terminó profundizándose este comienzo de año. Mientras que el 2018 cerró con una baja del 3,87% -cortando una racha de cinco años de subas consecutivas- los primeros tres meses del 2019 indicaron un desplome del 20,6%.
«Esto es consecuencia de la división del mercado interno del gas que hizo Macri, donde desplazaron a YPF y pusieron Techint como la principal beneficiaria. Al quedar afuera de la Resolución 46 que pagaba 7,5 dólares el millón de BTU, YPF no pudo competir en costos contra Tecpetrol y se vio forzada a cerrar pozos», explicó a este medio el director de Oetec, Federico Bernal.
Esto fue reconocido en parte por la petrolera estatal, que en su informe justificó esta caída con «el exceso de oferta frente a la demanda doméstica, lo cual impactó en la producción de gas natural a partir del cierre temporal de producción en algunas locaciones». No obstante, esta menor demanda interna que tiene como origen la recesión económica y el tarifazo, no evitó que el conjunto de las gasíferas aumentara sus volúmenes en un 5,29% durante el año pasado.
En el caso del petróleo, la producción se mantuvo estable con una leve baja del 0,5%. Es que a pesar de que en el segmento de los yacimientos convencionales los números son muy negativos, el buen desempeño del shale oil (45,1%) mediante el acuerdo con Petronas en Loma Campana pudo compensar esta merma y esperan que se dispare en los próximos trimestres.
En el downstream, la comercialización de combustibles aminoró la contracción del 2018 (-5,6%), pero igualmente se mantuvo con un sendero bajista al caer un 0,7%, teniendo al segmento premium como la categoría más afectada (-23,2%).
Respecto a las finanzas de la compañía, las autoridades destacaron el impacto del endeudamiento y el crecimiento de las tasas de interés, pero argumentaron que la principal causa de los números rojos era una cuestión impositiva.
«El cargo por impuesto a las ganancias correspondiente al primer trimestre de 2019 fue negativo en $28.400 millones, en comparación con el cargo también negativo de $11.700 millones correspondiente al mismo período del año 2018. Esta diferencia tiene su origen en la decisión de adherir al revalúo impositivo y al plan de pagos para causas judiciales en el Tribunal Fiscal de la Nación», detalló el estado de resultados.
No obstante, hay muchos que consideran que la delicada situación se debe al uso de la firma como una herramienta anti inflacionaria y en la preponderancia que se le está dando a las energías renovables.
«La obligaron a demorar todos los aumentos de naftas y la hicieron invertir en molinos eólicos en lugar de recuperar el gas convencional en provincias donde la producción está por extinguirse», opinó Bernal.