El presidente Vladimir Putin advirtió este jueves que autorizar a Ucrania a usar armamento occidental de largo alcance contra objetivos en Rusia significaría que la OTAN está “en guerra con Rusia”. Lo hizo después de ordenar un contraataque en la región fronteriza de Kursk, invadida por tropas ucranianas.
Según dijo a la televisión estatal, autorizar a Kiev el uso de armas de largo alcance contra Moscú “cambiaría de manera significativa la naturaleza misma del conflicto. Significaría que los países de la OTAN, Estados Unidos, los países europeos, están en guerra con Rusia”, alertó.
“En ese caso (…), tomaremos las decisiones apropiadas en función de las amenazas que enfrentemos”, advirtió. Ucrania reclama a sus aliados la autorización para usar las armas que le entregan para golpear objetivos en profundidad en territorio ruso.
El jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Antony Blinken, prometió el miércoles en Kiev tratar “con urgencia” esos reclamos. Además, dijo que la cuestión será abordada el viernes en Washington por el presidente Joe Biden y el primer ministro británico, Keir Starmer.
Rusia lanzó una contraofensiva en la región fronteriza de Kursk
En tanto, el ejército ruso comenzó la reconquista de las zonas fronterizas de la región de Kursk bajo control ucraniano con un contraataque sorpresa que le permitió retomar 10 localidades en las últimas 48 horas.
La contraofensiva rusa fue confirmada por el Ministerio de Defensa ruso, pero también por el propio presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, quien dijo, enigmáticamente, que “todo va según el plan ucraniano”.
Las fuerzas rusas logran así su primer gran éxito en Kursk desde que las tropas enemigas penetraran en territorio ruso el 6 de agosto, la primera vez que eso ocurría desde 1941.
“Ahora los estamos echando y los acabaremos echando. No puede caber ninguna duda”, dijo Serguéi Lavrov, ministro de Exteriores ruso.
Según blogueros militares rusos, el contraataque ruso comenzó el martes e implicó a varios regimientos y unidades mecanizadas. En esas 48 horas el ejército ruso recuperó una decena de localidades, entre las que figura Snagost, convertida por las fuerzas ucranianas en un puesto fortificado.
Además, también fueron liberadas las localidades de Biajovo, Gordéevka, Apanasovka, Vishnevka, Víktorovka, Vpezápnoye, Krasnooktiábrskoye, Óbujovka y 10º Oktiabr.
Los blogueros rusos estimaron en más de 150 kilómetros cuadrados la superficie recuperada en Kursk, donde los ucranianos llegaron a controlar 1300 kilómetros cuadrados.
El proyecto Deep State, próximo al Ministerio de Defensa ucraniano, admitió el “deterioro de la situación en el flanco izquierdo de la agrupación ucraniana en Kursk” y una intensificación de ataques en Snagost.