La mujer vive aterrada y el miedo a que su expareja la asesine la lleva a vivir en el encierro. El hombre que la torturó varias veces y que cometió hechos aberrantes contra ella, recuperará la libertad en diciembre, a pesar de haber jurado matarla.
“No va a parar hasta verme muerta”, relata casi sin esperanzas la mujer, a la que su expareja le “tatuó” su nombre Anibal, con un cuchillo tramontina en uno de sus glúteos, como marcando su propiedad.
El hombre, llamado Aníbal Figueroa, quién tiene 30 años y le saca 5 a Gloria, la victima del asunto, la mantuvo cautiva junto a su pequeña beba de solo meses de vida en una casa ubicada en el predio de una Escuela, en Cipolletti, donde residen.
Gloria fue sometida por su expareja a torturas constantes como golpes, quemaduras con cigarrillos y agua caliente, hasta el aberrante hecho de haberle escrito su nombre con un cuchillo tramontina en uno de sus glúteos, para que “nunca se olvide de quién es”.
El caso llegó a la Justicia, pero las reiteradas amenazas de muerte hacia ella y su familia hicieron que la causa no avanzara como se pretendía. Él fue acusado de lesiones leves agravadas por la relación de pareja. La manipulación psíquica hacia la joven y el temor de quedar en la calle hicieron que volvieran a convivir en una casa del Don Bosco. Lo peor aún no había pasado.
«Me tenía encerrada y me rompió el teléfono para que no pudiera tener contacto con mi familia. Me repetía todo el tiempo que me iba a matar mientras afilaba un hacha. Volvía drogado y borracho, y me pegaba. Me decía que yo le era infiel, aunque era ilógico porque no podía salir a la calle. Por muchos días no vi la luz del sol, no me bañaba y ni siquiera tenía ropa propia, usaba la suya», contó Gloria en diálogo con un medio de la localidad rionegrina, rodeada por su familia.
Afirmó que el maltrato psicológico fue tan grave, que en varias oportunidades pensó que la única solución era quitarse la vida. Pero la frenaba su pequeña hija.
Ahora, Gloria teme ante la posibilidad de que el violento recupere la libertad y cumpla con la amenaza de quitarle la vida. El hombre, condenado a 1 año y medio de prisión efectiva bajo la cargo de lesiones leves, tiene previsto quedar libre en dos semanas de la cárcel vallemediense de Pomona y volver a Cipolletti, donde vive la víctima.
Por lo que, en otro caso de violencia de género, las medidas adoptadas por la justicia y fuerzas de seguridad no alcanzan para poner al resguardo a una víctima, que cada día corre más peligro de vida ante la inminente liberación de su expareja que tanto la torturó anteriormente, obteniendo una pena por –solamente- lesiones leves.