Violento asalto a un repartidor

Un repartidor de un mercado concentrador fue asaltado ayer por la mañana a la salida de su casa. Los autores fueron dos hombres que cubrían su rostro con cascos de motociclistas. El más violento de…

domingo 26/03/2017 - 11:59
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Un repartidor de un mercado concentrador fue asaltado ayer por la mañana a la salida de su casa. Los autores fueron dos hombres que cubrían su rostro con cascos de motociclistas. El más violento de los ellos lo bajó a los golpes de la camioneta y tras herirlo en la cabeza a culatazos le exigió la entrega de «los 200 mil pesos que tenés en tu casa». Solo tenía consigo 15 mil pesos. Amenazaron a la esposa de la víctima para que abriera la puerta de la casa, ya que de lo contrario le iban a pegar un tiro en la cabeza a su marido. La presencia de un transeúnte hizo que los delincuentes escaparan sin ingresar a la casa.

asalto fuchs

A las 7 de ayer un repartidor de un mercado concentrador fue asaltado en la puerta de su casa en Colón al 200 del barrio José Fuchs, cuando se disponía a subir a su vehículo para dirigirse al trabajo.

«Me dieron dos culatazos, primero en la frente y otro acá atrás. ‘Entregame las 200 lucas’, me dijeron; alguien me mandó al frente. Yo tenía 15 mil pesos», contó la víctima a El Patagónico.

«Fueron cinco segundos, me subí, me abrieron la puerta y me dijeron ‘entregame la plata’. Yo les dije que no tenía plata. ‘Sí, tenés la plata’… alguien me ‘buchoneo'», narró el damnificado con su remera manchada de sangre.

El hombre realiza cobranzas y el dinero que llevaba consigo era de la empresa para la que trabaja. «Adentro de tu casa tenés más», le dijo uno de los asaltantes, por lo que tras pegarle en la cabeza lo obligó a caminar herido hasta la puerta de la vivienda.

Los delincuentes comenzaron a golpear la puerta y una ventana. Le gritaban a la esposa de la víctima que les abriera. La amenazaban con que si no les abría, le pegarían un tiro a su marido.

Los dos delincuentes actuaron cubriendo sus rostros con cascos, una modalidad delictiva que les permite a los motochorros no dejar ver su rostro para un posterior reconocimiento de la víctima.

La cuestión preocupa en Comodoro Rivadavia en donde el homicidio del policía Nelson Godoy, ocurrido el 20 de junio de 2012 continúa impune porque el asaltante nunca pudo ser reconocido ya que utilizaba un casco de motociclista.

Ahora los investigadores buscan registros de cámaras domiciliarias para reconstruir la huida de los delincuentes.

«Se fueron caminando para allá (señaló hacia Juan de Garay). No vi movimiento de moto (antes del asalto), ni nadie caminando. Me subo arriba (del vehículo), me abren la puerta y me tiran. Fueron cinco segundos. Eran pendejos; no estaban drogados», describió la víctima que no sabe si al otro lado de la cuadra los asaltantes tenían la moto estacionada o si se fueron en algún otro vehículo.

Los vecinos piden mayor iluminación en la cuadra y la poda de algunos árboles que impiden la visibilidad de las veredas en medio de la oscuridad.

Tenían el dato del dinero

En el caso tomó intervención personal de la Seccional Tercera, que solicitó una ambulancia en el lugar para asistir a la víctima que recibió puntos de sutura en la cabeza.

«Está complicado el tema en la calle. Lo que me llama la atención es que no fue al voleo, vinieron hasta la casa y me robaron en la vereda», sostuvo el damnificado.

En el caso también trabaja la Brigada de Investigaciones.

Hay que recordar que en enero un camionero que llegaba desde Santa Cruz a la base del barrio Industrial del mismo mercado concentrador fue asaltado por dos encapuchados que con un arma de fuego lo intimidaron para luego atarlo de pies y manos con un precinto y llevarse medio millón de pesos. Los asaltantes en esa oportunidad habían actuado hasta con guantes de látex.

Frente al robo de ayer en el Fuchs, la víctima coincidió en que los asaltantes no eran ningunos improvisados.

Respecto al uso de casos para cometer delitos, el Gobierno nacional ha implementado cambios en la Ley de Tránsito tendientes a minimizar ese modus operandi, con la obligación de que los motociclistas y acompañantes lleven impreso el número de la patente en el casco, una iniciativa que tiene resistencias entre los propios motociclistas que argumentan que todos se transforman a priori en «sospechosos» con esa medida.

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