En el país asiático, durante muchos años consideraban que los pies pequeños eran signo de belleza, llevando a realizar prácticas tremendamente dolorosas sobre el cuerpo de las mujeres a temprana edad.
En la antigua China, por los cánones de belleza dominante en esa época y región, se procedía al vendaje de los pies de las niñas a temprana edad para que no sigan creciendo y adquieran una forma, para ese entonces, más atractiva.
Es así que la gran mayoría de las mujeres tenían los pies vendados, pero no era solo eso. Para que reduzcan su tamaño, se fracturaban los huesos doblando los pies de un modo muy brusco y allí se lo vendaba.
Una vez hecho esto se ponían zapatos muy chicos y hechos de un material que seguía presionándolos para que conserven la forma deseada.
Pasaron diez siglos hasta que en 1912 la práctica se declaró ilegal, aunque siguió siendo puesta en práctica por muchas familias.
Fue la modernidad, migración del campo a ciudad y la introducción de la cultura occidental las que lograron extinguir, casi por completo, tan cruel práctica.