El cepo dispuesto por la Administración Macri está generando muchos dolores de cabeza. La dramática deuda que contrajo en tan pocos años lo obligó a construir un muro en el Banco Central, que incluyó el default de la deuda en pesos por primera vez en la historia, para lograr una transición ordenada.
El rumor sobre recargos para tarjetas de crédito utilizadas en el exterior es cada vez más fuerte y podría convertirse en un paliativo frente a la imposibilidad de operar con plataformas como PayPal.
Ya sea para turismo o para importar un medicamento, el cepo actual está generando demasiados dolores de cabeza en la clase media.
El control cambiario que impuso la Administración Macri fue endureciéndose a medida que se aceleraba el atesoramiento en dólares típico de los años electorales en la Argentina.
Ahora, no permite comprar más de US$100 mensuales en efectivo o US$200 con cuenta bancaria.
Sin embargo, con el cambio de gobierno, el rumor sobre un regreso del 35% de impuesto a operaciones en dólares con tarjeta de crédito va tomando forma e incluso un sector de la economía lo celebra: es preferible pagar el impuesto antes que no poder operar.
De todas maneras, hay quienes preguntan si «se justifica seguir incrementando las distorsiones en materia cambiaria por US$400 millones mensuales que se operaron en octubre», como el caso del analista financiero Christian Buteler. Es que «en el 2015 con 9 pesos por dólar las compras fueron de US$ 8.400 millones. Hoy no es 2015», insiste.
El problema es que las arcas del Banco Central están más debilitadas que en 2015 y sólo hasta mayo 2020 la Argentina tiene que hacer frente al pago de US$15 mil millones. Por ese motivo, el ministro de Economía de Alberto Fernández, Martín Guzmán, entiende que «cada dólar que se va, es más recesión para la Argentina».
También es cierto que el cepo así como está no puede continuar porque se vuelve asfixiante.