La crisis del sector ralentizará el desarrollo del petróleo de la formación donde ya se analizan recortes de inversión del 40%.
En el corto plazo las firmas se focalizarán en los activos más avanzados, en detrimento de los pilotos y la exploración.
Hace menos de un año Vaca Muerta se postulaba como la gran promesa para que el país pudiera generar divisas. Las empresas calculaban cómo podría ser ese salto exportador y hasta ponían fechas para el inicio de la exportación de crudo liviano. Pero las sucesivas crisis que comenzaron en agosto del año pasado, y se agudizaron con la cuarentena obligatoria, cambiaron radicalmente el escenario y ahora auguran que las riquezas de estas joyas de la abuela seguirán por mucho más tiempo bajo tierra.
El panorama hacia el corto plazo es incierto. Bien lo sintetizó el titular de Petroleros Privados de Río Negro, Neuquén y La Pampa, Guillermo Pereyra, al decir que “no sabemos cuánto puede durar, si un mes, seis o un año”.
Pero desde las empresas ya se hace un cálculo seguro: si la finalización de la cuarentena llega en poco tiempo no implicará que la actividad volverá a su nivel previo al 20 de marzo.
El exceso de producción petrolera del país no sólo llevó en estas útimas semanas al cierre de numerosos pozos y yacimientos, ya sean convencionales o no convencionales, sino que además implica que se formó un colchón de varios millones de barriles acopiados que harán que la reactivación de esos pozos sea aún más lenta.
Desde las empresas se han trazado estimaciones, dado que la única certeza en estos días es la incertidumbre. Pero en todos los casos coinciden en que, al menos, pasarán seis meses hasta que la actividad petrolera pueda regresar a un nivel pre coronavirus, un nivel que incluso dista mucho de ese en el que se perfilaba un desarrollo exportador.
Mientras en los campos convencionales que hoy están cerrados el horizonte marca que al volver a bombear recibirán por mucho tiempo sólo agua, en los campos del shale ya se trazan algunas señales del futuro cercano. Pero también hay coincidencias entre las empresas en que los planes de inversión serán recortados -y en la práctica ya lo son por la cuarentena- en hasta un 40% para este año.
La exploración de nuevos bloques e incluso los pilotos que estaban por iniciarse no avanzarán este año. Esto implica por un lado que la reposición de reservas tenderá a la baja en muchas, sino en todas, las compañías.
Pero a la vez, este cierre hasta nuevo aviso de esas áreas, implicará que muchas firmas concentrarán su trabajo en los bloques que hoy están avanzandos, en eso que se conoce como la “zona caliente” de Vaca Muerta en detrimento de otras áreas en donde la infraestructura aún no está completamente desarrollada, como es la zona norte de Vaca Muerta, en inmediaciones a Rincón de los Sauces.
Para el exsecretario de Hidrocarburos de la Nación, José Luis Sureda, “esta crisis atrasará un año aproxidamente los desarrollos en petróleo y la velocidad de recuperación dependerá, entre otras cosas, de nuestra macroeconomía que es omnipresente”.
En diálogo con Energía On, Sureda agregó al panorama que “no sabemos si la OPEP se fortalecerá o no a consecuencia de esta crisis y por tanto hoy no hay claridad sobre cómo se formarán los precios pasada la misma. Tampoco sabemos si el shale de Estados Unidos volverá con más disciplina en el cash flow o volverá a ser irresponsablemente alimentado por Wall Street”.
El horizonte exportador de Vaca Muerta deberá esperar, dado que a nivel mundial la demanda también está contraída.
Por la otra vereda, en el segmento del gas, en panorama parece no ser tan malo. Los proyectos de plantas licuefactoras se visualizan a plazos más largos que la crisis actual y una eventual decisión del gobierno nacional de avanzar con la construcción del gasoducto a Saliquelló podría ser la salida, no sólo para generar empleo en la construcción, sino también desarrollos en gas.
Por la macroeconomía y el cuasidefault nacional, esta semana las empresas energéticas del país vieron caer la calificación de sus bonos que auguran un futuro muy complejo para hacerse del financiamiento necesario para reimpulsar el desarrollo.
Pero a su vez, la crisis económica que se ve y se espera para el país en los próximos meses promete derrumbar los niveles de consumo energéticos.
Para Sureda lo único que se puede aportar en el corto plazo es mayor estabilidad macroeconómica y, fundamentalmente, reglas de juego estables para que cuando lleguen vientos nuevos, las joyas de Vaca Muerta que siguen bajo tierra puedan volver a tentar a los inversores.
Fuente: Río Negro