Sarah Robbins-Cole, de 52 años, se dio cuenta de que ya tiene un atuendo para cada ocasión. Busca luchar contra la moda y ayudar al planeta.
Sarah Robbins-Cole le sacó el verdadero valor a su dinero: aprovechó cada centavo que invirtió en un único vestido negro. Esta mujer de 52 años lo utiliza para cada ocasión. Lo usa para trabajar, mientras camina, para relajarse en el sofá e incluso lo utilizó el día de Navidad. Utilizó su vestido Rowena, que está hecho de lana merino sustentable, durante 100 días seguidos.
La mujer, que es devota religiosa a y capellán de la universidad, bromeó diciendo que se está tomando su trabajo muy en serio y por eso no se cambia la ropa, ya que no tiene «tiempo».
Sarah, que vive en Boston, Estados Unidos, comenzó a utilizar su única prenda el 16 de septiembre de 2020 en un intento por vivir darle mucho espacio a la moda y también para ayudar a salvar el planeta. Lo disfrutó tanto y le fue tan bien que se propuso un nuevo desafío para 2021.
Sarah Robbins-Cole comenzó su desafío el 16 de septiembre de 2020.
“Para mi sorpresa, usar el mismo vestido durante 100 días seguidos no quitó nada de mi vida. En cambio, me inspiró a dar un paso más y no comprar ropa o accesorios nuevos entre el 1 de enero de 2021 y el 1 de enero de 2022″, se propuso.
“Me di cuenta de que, a mi edad (52 años), tengo ropa para cada ocasión y si necesito un vestido de gala, ¡desempolvo uno que tengo en mi armario desde 1992!».
Sarah Robbins-Cole ahora se encamina a un nuevo desafío con otra prenda.
«Estoy pensando en hacer una limpieza de mi armario, pero primero quiero esperar a ver cómo viene este año primero», le contó a la prensa británica. Sarah tiene tres hijos con su esposo: Adrian, Elizabeth y Will, y la familia, además tiene dos mascotas.
Ella estuvo entre las 250 mujeres que aceptaron el desafío de los 100 días, dirigido por la marca de ropa Wool&.
Sarah Robbins-Cole
La estadounidense explicó que este desafío simplificó y ordenó su vida. «Era tan fácil levantarse y vestirse con lo mismo. Me ahorró mucho tiempo y fue fácil de cambiarlo usando accesorios», confesó. «Me hizo pensar en cuánta ropa termina tirada o sucia, cuánta agua se usa para producir algodón y cómo no sabemos realmente si la ropa que compramos también está hecha éticamente».
«Vi el desafío por primera vez en las redes sociales y pensé ¿por qué no?» dijo Sarah. A los participantes se les permitió lavar y secar el vestido durante la noche, pero durante el día debían utilizarlo sí ó sí.
Sarah Robbins-Cole sólo podía lavar su vestido por la noche. Pero durante el día debía utilizarlo sí o sí.
Pero además, contó que utilizar la misma prenda durante más de tres meses la ayudó psicológicamente: «Pensás todo el mundo te mira cuando, en realidad, probablemente no lo hacen. Y llevar el mismo vestido durante tanto tiempo me ayudó a evitar ese sentimiento».
La marca Wool& también premió a cada participante que compartiera su experiencia públicamente con un vale por 100 dólares para gastar en su tienda de ropa de lana sostenible.