Claudia vive un calvario desde agosto del año pasado. Ahora reclama una solución a su problema de salud que comenzó tras un PCR para realizar su labor de acompañante terapéutico. «En 4 meses se me deshizo el cartílago, dijo y aseguró que tiene todo el cuerpo herido por los medicamentos recibidos.
Claudia Serran vive una verdadera pesadilla desde agosto del 2021, luego de un PCR mal realizado en una clínica privada de la ciudad de Caleta Olivia, Santa Cruz.
La mujer es acompañante terapéutica y en aquella etapa de la pandemia le pedían que se hiciera el testeo de Covid para ingresar a las salas de cuidados intensivos donde trabaja con sus pacientes.
«Me llamaron para tomar un servicio de una señora que estaba a punto de fallecer y los hijos no daban más con su cuidado. Tomé el trabajo con un compañero, que se hizo el hisopado en un hospital y el mío lo hicieron en un laboratorio privado en el cual cobraron 10 mil pesos y lo pagó la hija de la señora», indicó en diálogo con El Caletense.
Tras el PCR comenzaron los problemas para Claudia. «Me empezó a picar, a molestar. Me entregaron el negativo. El doctor me dijo que era algo común, y pasó el tiempo, la señora murió y tome otro servicio pero seguía con molestias dentro de la nariz, donde me salía una especie de sangre gelatinosa constantemente y se me estaba brotando la cara», explicó.
Ante esta situación, decidió volver a la guardia del hospital. «La paciente que me habían dado estaba en estado de abandono y me propusieron llevarla a mi domicilio y la tenía las 24 horas del día», agregó.
Sobre su problema de salud le dijeron que no era una urgencia. «Tenía aproximadamente 4 o 5 centímetros de dilatación en la fosa nasal. Estoy así desde el 5 de agosto. En 4 meses se me deshizo el cartílago».
«No tengo el cartílago que tiene normalmente la nariz. Llegue a tener 18 mil glóbulos blancos, con una anemia crónica. Se me habían reventado todas las venas y soy alérgica a la penicilina, ya no recibía más antibióticos porque me lastimaron muchísimo los brazos», expresó tristemente ante su situación.
Claudia tiene todo el cuerpo herido por los medicamentos recibidos. «Yo salí del hospital, mi cuñada me dio penicilina y cuando vuelvo me decían que yo tenía otra cosa. Les expresé que venía con falta de aire. La segunda vez que me internaron me atendió con un buen trato la doctora Aguilar, que me atiende hasta el día de hoy», señaló.
Ahora debe viajar de urgencia para Córdoba, donde tiene a sus dos hijas que son menores de edad y están retenidas por el juzgado. «Por este motivo es el apuro de la operación. Si se me vencen los plazos procesales no vuelvo a ver nunca más a mis hijas. Pero al tener infección, me dicen que todavía no me pueden operar. No me dan ninguna solución», finalizó.