Una mala praxis embreta a Vaca Muerta

La emblemática abanderada del modelo de crecimiento que venía enarbolando Mauricio Macri, Vaca Muerta, ingresó en un laberinto de incierta salida, al haber llegado al límite la capacidad de subsidiar la explotación del shale gas…

sábado 09/02/2019 - 11:45
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La emblemática abanderada del modelo de crecimiento que venía enarbolando Mauricio Macri, Vaca Muerta, ingresó en un laberinto de incierta salida, al haber llegado al límite la capacidad de subsidiar la explotación del shale gas en el megayacimiento, sea porque transferir del Tesoro a lo usuarios las tarifas de luz, gas y agua hace rato que no da para más, o porque la factura que acumuló Tecpetrol del grupo Techint por la provisión del fluido rebalsó el tope de US$700 millones establecido en el compromiso con el Fondo Monetario Internacional para poder cerrar el Presupuesto Nacional de 2019 con 0 déficit primario.

La seguridad jurídica que ampara al inversor privado es una cuestión delicada, y en concreto el conflicto desatado no sólo atañe a un grupo empresario en particular, sino que es seguido como leading case por toda la comunidad internacional de negocios.

No menos relevante para esa misma comunidad es que un país reputado de defaulteador cumpla con el ajuste fiscal establecido como condición para recibir asistencia financiera de parte de la institución que conforman los países de gran parte del planeta ante la bomba del endeudamiento que había explotado a mediados de año, activada de afuera por las medidas de la Reserva Federal de USA y desde adentro por la desconfianza de los mercados hacia la Administración Macri.

Y otro tanto sucede con un valor esencial, pero que no era tenido en cuenta por el gobierno nacional hasta que la proximidad de las urnas empezó a encender alarmas: el respeto por los derechos humanos que hacen a la vida cotidiana misma, uno de cuyos canales es el acceso a servicios esenciales consagrados en la Organización de las Naciones Unidas, tales como alimentación adecuada, salud, vivienda digna y educación.

La encendida defensa que acaba de hacer sobre la desaprensiva política tarifaria ejecutada por orden del Presidente desde un todopoderoso Ministerio de Energía, creado al inicio mismo de la gestión, quien lo encabeza ra, el ex Ceo de Shell Juan José Aranguren, revela la génesis de la actual encerrona: “La energía en realidad es un recurso escaso, tenemos que ir modificando nuestros patrones de consumo. Todo bien escaso es costoso”, aseguró. “No estoy de acuerdo con que es un derecho humano. En los países que han progresado, la energía se pagó lo que vale”. Le faltó decir “para el que pueda pagarla” con lo que le deje la inflación, siguiendo con la línea del propio mandatario, cuando enfatizaba que a cada uno correspondía pagar lo que consumía.

Transcurridos más de 3 años, y con incrementos de las tarifas de los servicios públicos de 3 dígitos, que llegan a superar hasta 3 veces y media l o que se pagaba en 2015 que, según el ex funcionario, apenas cubría el 10% de lo que costaba generar energía eléctrica”, se arribó a un punto en el que no es ni chicha ni limonada: empresas enojadas, usuarios expoliados, auditores del FMI intransigentes, y aún así, se encargó de subrayar Aranguren, “en este momento estamos en el 50% (del precio) porque seguimos estando subsidiados».

En relación al caso testigo de Tecpetrol en la disputa desatada en Vaca Muerta con el gobierno, y de rebote con el FMI, la periodista especializada en temas energéticos, Silvia Pecco, en un artículo que hoy (8/2) publica Ámbito lanza la pregunta del millón: por qué para invertir en Vaca Muerta las empresas necesitan un precio que por lo menos duplica al que se paga en otros países productores de gas.

Y, mediante un juego de palabras, tanto el contribuyente como el usuario, o ambos, que son parte de lo mismo, podrían plantear a la inversa, ¿por qué hay que pagar el doble por lo que vale la mitad en el exterior?

Era una cuestión de urgencias. Las compañías petroleras extranjeras y de capital nacional que operan en Vaca Muerta habían concertado con el anterior gobierno, aun con tarifas al usuario congeladas, producir a toda máquina acogiéndose a un plan Gas que tomaba como precio de referencia el costo de oportunidad respecto del fluido importado que se cargaba en los 2 buques regasificadores anclados en los puertos de Bahía Blanca y Escobar y de lo que cobraban en Chile por enviar refuerzos en picos de demanda a través del gasoducto transcordillerano.

Acaba de cancelarse el último pago por $ 1583 millones de aquel programa de incentivos que venía de arrastre desde la época en que Axel Kicillof era ministro de Economía, y que fue corregido y ampliado por la resolución 46/17 que dictara la cartera de Energía ya conducida por Aranguren.

El nuevo estímulo también consistía en que se pagaría el gas incremental en u$s7,50 en 2018 y u$s7 en 2019, convergiendo con la recomposición (como eufemísticamente se llamó a los tarifazos) de las tarifas que fuera cerrando la brecha de los subsidios, es decir de la diferencia entre los valores estipulados y los percibidos cuando los venden a terceros, los distribuidores, para finalmente recalar en los usuarios.

Bajo esa argumentación fue que se celebraron los contratos con las empresas que operan Vaca Muerta, y de ese modo, desde inicios de 2016, se acumularon incrementos, en promedio, del 3.624% en electricidad, de 2.401% en gas natural, y de 1.025% en agua potable de red, según un estudio realizado por la Universidad Nacional de Avellaneda.

Pero aún así, según el ex ministro, subsiste en la actualidad un retraso del 50% en la tarifa para cubrir el precio pactado, sin apelar al subsidio de la Tesorería.

Por el lado de la producción, de resultas de la ejecución de esta estrategia se la logró aumentar 5,3% con relación a 2017, en tanto la de petróleo había totalizado 28,39 millones de m3, apenas 2% más que en el año anterior, cuando se había registrado el nivel más bajo desde 1980.

Zanahorias y palos

La información difundida por la Secretaría de Energía puso en evidencia que se obtuvo esa performance en el gas gracias al aporte del área Fortín de Piedra, que explota Tecpetrol, al que si se excluye del cálculo, el resultado hubiese sido un ligero descenso del 0,2%.

El año pasado, la firma que controla el grupo Techint aumentó alrededor del 160% la producción en el área, de modo que pasó de 8,5 millones de metros3 diarios ese mes a más de 17 millones desde noviembre, siendo 8,5 millones el objetivo planteado al pre sentar el proyecto.

Las 3 principales productoras de gas, en ese período, se mantuvieron igual o bajaron: YPF produjo 15.058 millones, con un alza de sólo el 0,3%; Total aportó 11.836 millones, con un descenso del 0,6%, y Pan American Energy (PAE) extrajo 5.386 millones, con una merma del 2%.

La firma dirigida por Paolo Rocca, que lleva invertidos US$1800 millones sobre el total proyectado originalmente de US$2300 millones, redobló el ritmo de tareas a partir de julio, en plena corrida cambiaria, poniendo a full 7 equipos de perforación en simultáneo en los 41 pozos de gas en producción y los 10 en perforación, sin contar los 16 que se encuentran en proceso de terminación o a la espera de concretarla.

A diferencia de las compañías colegas con las que comparte la explotación del megayacimiento, Tecpetrol posee una planta central de procesamiento de gas que le permite ir almacenando a medida que saca y, gracias al precio sostén fijado por el Estado, queda en mejores condiciones de negociar los otros suministros con los transportistas y clientes corporativos, donde por el gas se paga en forma directa más de US$ 4 por millón de BTU

Las características del shale es que, como el gas se encuentra enquistado en la porosidad de las rocas, la exploración va de la mano de la producción misma, porque se pincha el terreno hacia abajo (igual que en la convencional), pero luego se sigue horizontalmente la veta mientras se lo extrae sobre l a marcha.

La productividad del fracking se consigue e incrementa a medida que se avanza, como en la minería, mientras que en la profundidad las reservas están estacionadas como si fuera adentro de un balde puesto al revés, va menguando cuando se las vacía.

De Aranguren al actual secretario de Energía, Gustavo Lopetegui, pasando por la transición de Javier Iguacel, hubo el año pasado varios intentos del gobierno para que el monto de la factura en boca de pozo, principalmente de Tecpetrol y de YPF en 2do lugar, no corrieran más rápido que la posibilidad de acompañar con las tarifas, lo cual se complicó cuando se quiso hacer pagar a los consumidores un retroactivo por el efecto devaluación e n los contratos y se lo mandaron para atrás.

La apertura de exportaciones de gas a países limítrofes en temporada de baja demanda interna fue otra de las soluciones parciales instrumentadas para la colocación de los excedentes veraniegos, lo mismo que la gestión ante la Agencia de Inversiones de USA para que le financie a Tecpetrol la construcción de un gasoducto que una la planta de Añelo con el complejo sojero sobre el Paraná.

El ministro de Economía, Nicolás Dujovne, el principal interlocutor del FMI y de quien depende la Secretaría de Energía, negoció el retiro de los buques regasificadores Excelsior y Exemplar de la oferta de gas, para cuya compensación Vaca Muerta debería mejorar en 23 millones de m3 diarios el abastecimiento en junio de 2019.

Nada más que los US$9 ahorrados en el Punto de Ingreso al Sistema de Transporte (PIST) con la ida del Excelsior, que surgen de añadir al precio del GNL de aproximadamente US$ 7,76 por millón de BTU el costo de regasificación estimado en U$S 1,32 por millón de BTU, el Estado dejará de pagar US$144 millones por importaciones, que por diferencia de precio con el de la resolución 46 significa para el fisco US$24 millones menos a desembolsar.

Sin embargo, el déficit 0 requiere no excederse de US$ 700 millones y es ahí hasta donde llegó la tijera de Dujovne, empuñada por Lopetegui, aunque con el gancho del decreto puesto por el propio Macri: la Secretaría de Energ� �a liquidó a Tecpetrol la compensación correspondiente a abril, mayo, junio y julio de 2018 a US$7,50 el millón de BTU sin modificar la resolución 46, pero sin reconocerle ese precio en el pago emitido el 28 de diciembre a la producción que excedía la comprometida en el proyecto original, al que la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa) liquidó como US$ 5,20 por millón de BTU (US$2,30 menos que el sostén).

Fuentes de la compañía adujeron que el cambio de criterio de pago alcanza retroactivamente a las liquidaciones desde abril a octubre de 2018, lo que hasta septiembre implica un faltante de $1.994 millones que, si se mantuviera para todo 2018, ascendería a $5.655 millones”.

La progresión de la pérdida en cuestión reclamada por Tecpetrol llegaría a $10 00 millones hasta 2021, que sería cuando el valor del BTU hubiera descendido a US$6.

YPF también había dicho que la modificación de la norma iba a implicar pérdidas millonarias, que cifró en $ 2.200 millones, pero tuvo que guardar el violín en la bolsa.

En cambio, la subsidiaria de Techint metió presión en el propio teatro de operaciones, mientras puso a consideración del Ministerio de Economía un recurso administrativo, a la espera de que sea revocada la medida que tomó el secretario de Energía, Gustavo Lopetegui,de retiró 3 de los equipos de perforación del área poniendo en riesgo 300 puestos de trabajo, lo cual movilizó a gobierno y gremios neuquinos.

La instancia siguiente que planteó es la judi cial, al haber invocado el artículo 17 de la Constitución por ver afectados los “derechos adquiridos de la sociedad, reconocidos por la propia conducta del Estado, sin perjuicio de otros defectos legales que los recursos explicitan”.

Advirtió al respecto que “la expropiación por causa de utilidad pública debe ser calificada por ley y previamente indemnizada”.

La gravedad de la situación en curso excede a las partes en pugna y ya preocupa a todos los participantes de la cadena de valor de Vaca Muerta, desde la petrolera nacional YPF a los consorcios extranjeros, pasando por las Pymes reactivadas gracias al traccionamiento de la actividad, lo que motivó que la Unión Industrial Argentina le dedique la primera reu nión del año de la junta directiva.

Hasta que se defina el impasse, la prioridad en el megayacimiento pasó de nuevo al shale-oil, cuyos canales de salida exportadora de lo que el consumo interno no absorbe por la recesión son mucho más directos y accesibles.

Fue indicativa, en tal sentido, la presencia en el país del número uno saliente de Shell, Andy Brown, acompañado por quien será su sucesor, Wael Sawan. Junto a Sean Rooney, presidente de Shell Argentina, estuvieron con el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne y el secretario de Energía, Gustavo Lopetegui, para hablar del adelantamiento un año y medio que decidieron en el desarrollo de 3 bloques en Vaca Muerta -Sierras Blancas, Cruz de Lorena y Coirón Amargo Sur Oeste, áreas que por dedicarse al petróleo, no están afectadas por la limitación de los beneficios de la resolución 46 que generó el rechazo de Techint e YPF.

Shell opera también Bajada de Añelo (donde participa YPF) y tiene participación no operada en los bloques Rincón la Ceniza y La Escalonada, que opera Total.

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