Un violador liberado por la pandemia de coronavirus acosa a una nena de 12 años

La menor vive un calvario y no quiere salir por temor a su vecino de 71 años, condenado por violar a su hija. Las redes sociales explotaron de indignación cuando se volvió viral el calvario…

jueves 27/08/2020 - 19:00
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La menor vive un calvario y no quiere salir por temor a su vecino de 71 años, condenado por violar a su hija.

Las redes sociales explotaron de indignación cuando se volvió viral el calvario que vive una nena de 12 años en Tucumán, donde es acosada por su vecino de 71 años, que fue condenado por violación a su propia hija, a quien embarazó, y está con prisión domiciliaria por ser grupo de riesgo del coronavirus, según informa Perfil.

La dramática historia fue difundida por la periodista especializada en policiales, Mariana Romero, en su cuenta de Twitter donde miles de usuarios piden #CustodiaParaSofía para que la menor deja de vivir «escondida» por temor a su vecino.

«Sofía está escondida desde ayer en casa de unos familiares, porque el vecino se obsesionó con ella, con ella sola, con nadie más, y no puede salir al jardín, tender la ropa ni andar en rollers. El vecino tiene 71 años y está condenado por abuso sexual agravado. Sofía tiene 12», inicia la periodista el relato de la situación que viven en la localidad tucumana de Alderetes.

Vale aclarar que Sofía no es el verdadero nombre de la niña con el fin de no revelar su identidad. Vivía, hasta ayer cuando se fue a casa de otros familiares, junto a su mamá, un hermano de 6 años y una hermana de 17 años. La familia llegó al barrio en 2011 y vivió un tiempo en este lugar, pero luego se tuvieron que ir porque les entraban a robar seguido y el vecino, Gregorio Evaristo Leiva, era violento y ya se decía que era un violador, algo que luego fue confirmado por la Justicia.

«Su propia hija, de 14 años, lo denunció no sólo porque la violaba sino porque además la dejó embarazada y la obligó a dar a luz. La Justicia intervino y, cuando estaba por ser sometido a juicio, Leiva se fugó», contó la periodista.

Lo encontraron un mes después en Santiago del Estero. Por eso, ya con el barrio más tranquilo, Eliana Barrionuevo, la mamá de Sofía, decidió volver a su casa. Sin embargo, en junio Leiva volvió al barrio ya que le otorgaron la prisión domiciliaria por integrar el grupo de riesgo por COVID-19.

«El hombre se puso a tomar con los amigos el 27 de junio y cuando vio a Sofía en la vereda, comenzó a acosarla verbalmente. Las palabras son irreproducibles. Sofía entró llorando y le contó a su mamá y a su hermana lo que pasó. La mamá salió y lo insultó, Leiva no contestó nada. No negó lo ocurrido ni se justificó. Nada, siguió tomando», relató la periodista, contando también la odisea que pasó la madre de la víctima para que le tomen la denuncia.

Revocaron el fallo de un juez que mandó a un violador a la casa sin tobillera. Pese a la denuncia, todo siguió igual: «El acoso no paró. Sofía dejó de salir a la vereda, después, al jardín y después dejó de asomarse en la puerta porque cada vez que salía, aparecía él como por arte de magia (vive a la par) y la intentaba atraer para que vaya a su casa».

En diálogo con TN, Eliana contó: «La acosa cuando yo estoy trabajando. La hostiga. Le dice cosas innombrables. Cuando trabajo, me llama por teléfono llorando que la acosa. El martes 25 de agosto me llama mi hija mayor para decirme que él le estaba ofreciendo mandarinas, llamándola diciéndole ‘mi amor vení’ y otras cosas más. Tengo miedo, vengo a las 10.30 de la noche de trabajar y siempre vengo pensando si la voy a encontrar viva. Está obsesionado solo con ella».

En esa línea, tanto la madre como la periodista contaron que la obsesión de Leiva es sólo con Sofía ya que no acosa ni a su hermana ni a ningún otro niño del barrio. «Los vecinos, cuando su mamá está trabajando, están pendientes de ella para que no le pase nada. Leiva, a pesar de tener tobillera electrónica, sale a la calle e incluso anda en moto», contó la periodista.

«El hermano menor de Sofía tiene 6 años y está manifestando conductas muy perturbadoras por el miedo con el que se vive. La hermana mayor tiene 17 y no la pierde de vista todo el día, con la ayuda de los vecinos. La mamá, único sostén de la familia, está en la disyuntiva de dejar de trabajar y quedarse todo el día a cuidarla. Pero si deja el trabajo, no comen. Por eso, cree que la solución podría ser una consigna policial», señaló.

Narcos, femicidas y abusadores: quiénes son los presos que el coronavirus excarceló Asimismo, continuó: «El miedo de la mamá de Sofía es el siguiente: Leiva puede cometer el delito que quiera, porque ya está condenado y, si lo vuelven a condenar, va a seguir con domiciliaria porque nunca va a dejar de ser grupo de riesgo por COVID, por su edad».

«La mamá no sabe dónde recurrir ya. «Hace falta un policía, uno solo. Espero que la Justicia nos escuche, que no esperen a que yo tenga que aparecer con un cartelito que diga ‘Justicia por mi hija’ porque este hombre ya haya abusado de ella», finalizó la periodista con el hashtag #CustodiaParaSofía.

La historia en Twitter ya fue compartida más de 32 mil veces y tiene casi 50 mil me gustas. Tras la viralización, finalmente el Ministerio Público Fiscal tomó medidas de urgencia para enviar custodia a la casa y finalmente el pedido de la familia se cumplió. En las próximas horas se espera saber qué resuelve el juzgado de Ejecución de Sentencia sobre el pedido para revertir la prisión domiciliaria.

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