En el pintoresco pueblo de Viganella, ubicado en el corazón de los Alpes piamonteses al noroeste de Italia y con 185 habitantes registrados, aproximadamente, surge un singular problema durante el invierno: el sol no logra alcanzar sus calles debido a la profundidad de su valle. Para contrarrestar este desafío, el 17 de diciembre de 2006, Viganella celebró su primer «Día de la Luz» al introducir una solución sorprendente: un espejo gigante de acero pulido de ocho por cinco metros, controlado por ordenador.
A través de un hilo publicado en la red social X, el usuario Dr. Kohan (@kohantoys) explicó cómo se desarrolló el proyecto, además del funcionamiento del artilugio. En concreto, este ingenioso dispositivo sigue la trayectoria del sol y refleja sus rayos en la plaza central del pueblo, brindando luz solar a una comunidad que, durante siglos, experimentó inviernos sumidos en la penumbra.
El proyecto, con un costo de aproximadamente 100.000 euros, marcó un hito significativo para los vecinos de Viganella, quienes experimentaron por primera vez la luz del sol en pleno invierno. Este éxito inspiró a otras comunidades a explorar soluciones similares.
En octubre de 2013, el pueblo noruego de Rjukan replicó la iniciativa de Viganella al inaugurar un sistema de tres espejos. En este caso, la falta de luz solar afectaba a los noruegos durante casi seis meses al año, convirtiendo la solución de Viganella en una adaptación perfecta.
Hay un pueblito de Italia que está en sombras casi cuatro meses al año.
— Dr. Kohan🏛 ⭐⭐⭐ (@kohantoys) December 5, 2023
Hace unos años, le encontraron una solución. pic.twitter.com/dngJiZTZJm