Nadia Rosangela estaba paseando con su familia en una plaza de la localidad brasileña de Inhuma cuando se topó con una escena a la vez muy tierna y triste: un perrito callejero estaba durmiendo plácidamente en la cuna de paja destinada al Niño Jesús de un pesebre en construcción, entre María y José. La mujer le sacó una foto que se volvió viral y generó una cadena de solidaridad entre los vecinos.
“El pesebre es parte de la decoración navideña de la ciudad que aún se está armando”, explicó Nadia al portal Cidade Verde. “Cuando fuimos a ver la cuna nos encontramos con un cachorro durmiendo en el pesebre. Una imagen muy bonita, sobre todo para los cristianos”, añadió la funcionaria del estado de Piauí.
“Estuvo dormido todo el tiempo. Llegaron otras personas, tomaron fotos, lo miraron, siguieron hablando y él estaba con un sueño maravilloso. En ningún momento abrió los ojos ni se movió. estaba completamente dormido”, contó.
Conmovida por la situación, la mujer no dudó en ayudar. Ante la imposibilidad de llevarse el animal a su casa, decidió sacarle algunas fotografías y hacer correr la voz entre sus familiares, amigos y vecinos para ver si entre todos conseguían encontrarle un hogar.
“Me emocioné e imaginé cómo Jesucristo está presente en tantas cosas, en tantas criaturas, en tantos seres. Para mí, ese cachorro era Jesús haciéndose presente. Lamentablemente no lo traje a casa porque ya tengo tres perros y 12 gatos adoptados”, explicó.
La perrita tenía una hermana y ambas fueron adoptadas
La perrita del pesebre fue bautizada como María y su hermana Shunrei, indicó Cidade Verde.
Sin embargo, el espíritu solidario se apoderó de los vecinos de la ciudad, que salieron a buscarlo. El animal, que resultó ser una perrita, se había ido y fue finalmente localizado dos días después junto a otra cachorra. Ambas fueron adoptadas por amigos de Rosangela.
Según indicaron, las perritas parecen haber sido maltratadas en las calles, pero ahora conocerán el calor de un hogar.
“Aunque sabemos que hay muchos animales abandonados, nos sentimos con el corazón y la conciencia más livianos porque sabemos que, al menos, estos dos perros no tendrán hambre, ni frío, ni serán maltratados en las calles”, dijo Rosangela.
La mujer se mostró sorprendida por el impacto de las fotos que tomó: le llegaron solicitudes de adopción de lugares tan lejanos como San Pablo, a más de 2500 kilómetros, y varios internautas mostraron interés en ayudar con la vacunación y la alimentación de los animales.