La Justicia de Rusia emitió este sábado una resolución inédita al condenar a 10 días de cárcel a un joven estudiante que nombró su red de WiFi con un lema ucraniano.
El tribunal de Moscú que tomó el caso acusó al joven de la Universidad estatal de la capital de hacer “propaganda del lema de los nacionalistas ucranianos” que se volvió famoso desde el estallido de la guerra: “Eslava Ucrania”. Por ello, la corte lo declaró culpable de hacer una “exhibición pública de simbología nazi (…) o símbolos de organizaciones extremistas” y lo condenó a diez días de cárcel. También confiscó su router, según informó Infobae.
Según detalla el expediente, la denuncia surgió de un oficial de la policía que consideraba que el nombre era problemático.
Este episodio se sumó a los tantos otros en los que el Kremlin atentó contra las voces disidentes en el país, especialmente en los últimos dos años, desde que ordenó la invasión a Ucrania, que despertó fuertes críticas en sectores de la sociedad.
No obstante, estas tácticas de censura y represión se convirtieron en un sello distintivo de Vladimir Putin durante sus más de 10 años en el poder.
La más reciente muestra fue la muerte de su máximo rival, Alexei Navalny, en extrañas condiciones en prisión, que desencadenó días de manifestaciones y reuniones en la vía pública de sus seguidores, que querían recordarlo. Sin embargo, cada uno de estos encuentros se vio eclipsado por la presencia de oficiales de las fuerzas de seguridad que arrestaron a cientos de personas.
A hechos como este se sumaron la presentación de leyes y el endurecimiento de otras ya existentes que otorgan a los organismos y agentes estatales mayor poder para perseguir, bloquear y vigilar a los rusos. Con el auge de Internet, esto se extendió también a sitios web y comenzó a designarse con gran frecuencia “agente extranjero” a medios que manifestaban su oposición a Putin.
“Rusia ya no es un Estado autoritario, es un Estado totalitario”, comentó recientemente Oleg Orlov, el copresidente de la ONG Memorial, que vela por los derechos humanos en el país, con foco en la represión política. “Todas estas represiones tienen como objetivo suprimir cualquier expresión independiente sobre el sistema político de Rusia, sobre las acciones de las autoridades o cualquier activista civil independiente”, agregó al respecto.
Memorial contabilizó cerca de 680 presos políticos en Rusia mientras que OVD-Info tenía, hasta noviembre, registros de 1.141 personas tras las rejas por cargos de motivación política. Según activistas, las sentencias se volvieron más largas en los últimos dos años. En tanto, son cerca de 300 los que están bajo investigación y poco más de 400 los que fueron castigados sin penas de cárcel aunque por acciones tan simples como donar dinero a un grupo de derechos humanos que apoya a Ucrania o involucrarse con grupos considerados “extremistas”.
También, se está viendo un auge de los juicios en ausencia, de los cuales ya hay 243 por supuesta “difusión de información falsa” sobre las Fuerzas Armadas.
Todo este sistema de opresión está minuciosamente diseñado “para mantener a la gente atemorizada”, ya sea dentro o fuera de Rusia, y no se descarta que siga aumentando si Putin consigue la reelección en los próximos comicios.