El hombre de 26 años que trabajaba en un hospital de Múnich admitió haber inyectado a pacientes del hospital con sedantes, entre los que estaba el escritor Hans Magnus Enzensberger, quien moriría dos años después de muerte natural.
El enfermero expresó que sedaba a sus víctimas para “tener mayor tranquilidad en sus turnos” y así poder estar con su celular durante su jornada laboral.
Enzenberger sobrevivió después de haber sido trasladado a cuidados intensivos, pero otros dos pacientes no corrieron la misma suerte.
Luego de lo sucedido a Enzenberg, que parecía no tener explicación, un médico buscó otros casos similares y logró comprobar que en todos los casos el hombre que estaba de guardia cuando sucedía esto era el enfermero condenado.
Ante esto, el médico lo comunicó a la fiscalía y se dio inicio al proceso judicial que comprobaría la culpabilidad del enfermero acusado.
Durante la interrogación del juicio el enfermero admitió el crimen y dijo que de no haber sido detenido hubiera seguido procediendo del mismo modo con los pacientes.
La condena del enfermero que mataba a sus pacientes con inyecciones
El enfermero de Múnich que admitió inyectar a sus pacientes con sedantes para tener mayor tranquilidad durante sus turnos fue condenado este lunes a cadena perpetua.
El hombre que asesinó a dos personas e intentó matar a otras seis era conocido por sus amistades y personas cercanas como alguien que consumía altas cantidades de alcohol.
También se remarcó que frecuentemente llegaba al trabajo con resaca y se molestaba si sus pacientes estaban muy activos, razón por la cual los inyectaba con sedantes. Durante el juicio el enfermero admitió que hubiera seguido procediendo del mismo modo con los pacientes.