El Instituto Politécnico Rensselaer de Nueva York presentó hace pocos días una demanda contra una empresa de limpieza por una situación inédita, ocurrida en noviembre de 2020.
El conflicto se originó cuando un empleado de limpieza desconectó una heladera por un ruido “molesto” que se desprendía de ella, sin saber que haciéndolo acababa con una investigación innovadora de más de 20 años.
El instituto en cuestión había contratado a Daigle Cleaning Systems Inc. para limpiar el laboratorio del edificio Cogswell en agosto del 2000. Según se volcó en la demanda, el congelador se encontraba a 80 grados bajo cero.
“Una pequeña fluctuación de temperatura de tres grados causaría daños catastróficos y muchos cultivos celulares y muestras podrían perderse”, explicaron los científicos en la presentación judicial.
Michael Ginsberg, abogado del instituto, sostuvo a NBC News que el empleado Joseph Herrington escuchó “alarmas molestas” provenientes del aparato.
“La acción tomada por Herrington fue un error en su lectura del panel”, se indicó en el informe del incidente citado en la demanda. “De hecho, movió los interruptores de la posición de ‘encendido’ a la posición de ‘apagado’ alrededor de las 20.30. Al final de la entrevista, todavía no parecía creer que había hecho algo malo, porque solo estaba tratando de ayudar”.
El fin de un trabajo innovador que llevaba más de 20 años
“La investigación tenía el potencial de ser innovadora”, escribió el abogado en relación al trabajo del profesor de química y biología química K.V. Lakshmi.
Para evitar este tipo de incidentes, el equipo de Lakshmi había instalado una serie de protecciones, incluida la instalación de una caja de seguridad en el tomacorriente y el enchufe del congelador.
Herrington, supuestamente, intuyó que los interruptores estaban apagados y actuó para encenderlos. Cuando el personal de investigación llegó al día siguiente, encontró que el congelador estaba apagado y la temperatura había subido drásticamente a 32 grados bajo cero.
“La mayoría de los especímenes se vieron comprometidos, destruidos y se volvieron insalvables al demoler más de 20 años de investigación”, explicaron.
Herrington no fue nombrado como demandado en la demanda, solo su empleador: “El demandado no capacitó adecuadamente a Herrington”, denunció el laboratorio.
La demanda calificó el trabajo de Lakshmi como “innovador” y Ginsberg lo describió como una “conversión de energía solar en sistemas de fotosíntesis, capturándola y convirtiéndola en energía utilizable”.
Si bien no se solicitó una cantidad de dinero específica en concepto de daños, trascendió que el valor perdido oscila en el millón de dólares.