Habilitó la licitación de bandas que tiene Arsat, pero Telefónica y Claro quieren que Telecom-Cablevisión se desprenda de un remanente.
El mercado de las telecomunicaciones no tuvo un verano en paz: Mauricio Macri firmó días atrás un decreto para autorizar a la estatal Arsat a desprenderse de frecuencias y entre las telefónicas comenzaron los recelos por quién concentra la principal oferta en los próximos años.
Es que si bien Telefónica y Claro quedaron expectantes ante la posibilidad de ampliar su espectro, sus ejecutivos pretenden que antes su principal rival, Telecom-Cablevisión, devuelva 80 Mhz. como le exigió la Enacom cuando aprobó la fusión de ambas compañías.
En la empresa del Grupo Clarín recordaron que el organismo de control le otorgó dos años para cumplir el requisito que empiezan a contarse desde marzo de 2018, pero a sus rivales no les convence que conserve esas bandas mientras el Gobierno llama a licitación de las retenidas por Arsat.
«El decreto lo venía pidiendo toda la industria, porque falta más espectro en general para el 4G y 5G. Lo hizo la GSMA, que es la Asociación mundial de móviles y donde Claro y Telefónica tienen mucho peso», explicaron a LPO desde Telecom-Cablevisión.
Pero a las multinacionales les genera mucha incertidumbre que el decreto no haya especificado las condiciones de la nueva licitación, que en principio sí incluirá el espectro devuelto en 2014 por el Grupo Vila-Manzano por falta de pago.
Una ley sancionada por Cristina Kirchner le otorgó preferencia a Arsat sobre cualquier remanente y el DNU de Macri se la quita y habilita a la autoridad de aplicación, o sea el Encom, a licitarla libremente.
No se sabe cómo ni cuándo y uno de los temores en la industria es que una vez ofertado ese paquete aparezca otro decreto para ampliar las frecuencias que pueda tener una empresa y si esto ocurre Telecom-Cablevisión podrían buscar -según sus competidores- quedarse con el excedente que conserva. De ahí las presiones para que su remanente se integre a la próxima licitación.
Por otro lado, como la crisis económica y el escenario electoral no permite imaginar un nuevo operador, si Telecom soltara esa banda, es casi seguro que irá a manos de sus competidores, Slim y Telefónica.
«La devolución debería ser antes de la licitación y luego aplicar un plan nacional de espectro que permita a todos los actores -sin distinción de geografías, magnitudes, ni servicios que brinde- una visibilidad a largo plazo, con el fin de estructurar el plan negocio correspondiente. Recién después licitar las frecuencias de Arsat», afirmaron a LPO desde una de las compañías competidoras de Telecom.
Mientras que en la empresa del grupo Clarín señalaron que el decreto de Macri establece que el 20 por ciento de la banda a licitar hay que asignarla en forma regional. «Ese ítem fue pedido por Pierri, IPlan y las telefónicas y cables pymes y cooperativas».
