La herencia familiar suele ser uno de los mecanismos más comunes a la hora de convertirse en millonario y son muy pocos los casos de personas que consiguieron acumular una imponente fortuna en tan solo segundos: Jamie Heavens, un inglés que se desempeñaba como obrero de la construcción, ingresó a un kiosco situado en una estación de servicio y su vida cambió para siempre.
El chico, que por aquel entonces tenía 19 años, iba rumbo al trabajo junto a su tío y la camioneta en la que se trasladaban se quedó sin combustible. En ese contexto, enfilaron hacia una estación de servicio, pero rápidamente quedó descartada ya que no aceptaba el método de pago con tarjeta. Luego, avistaron una a pocos metros y frenaron allí: de paso, aprovecharon para comprar algunos refrigerios.
Tras elegir una bebida en el establecimiento, situado en la ciudad inglesa de Bournemouth, se colocó en la fila y también pidió un boleto de lotería. “Ya estaba ubicado cuando me di cuenta de que me había pedido el jugo equivocado. Entonces regresé y tomé uno diferente, pero un chico había tomado mi lugar y compró el mismo billete que yo quería”, graficó el joven en una entrevista con la BBC.
El albañil que se volvió millonario en segundos: la odisea para contactarse con la lotería
Curiosamente, aquel inesperado movimiento le dio un golpe de suerte al albañil, que pasó de tener un día normal a atravesar el mejor de su corta vida: “No lo creí al principio, pero raspé los números y decía que había ganado un millón de dólares. Creo que la única vez que me sentí así de asombrado fue cuando nació mi hijo”.
Si bien quiso comunicarse con la empresa de lotería para cobrar el premio, debió esperar varias horas para lograr su cometido. “No podía llamar porque las líneas telefónicas no abren hasta las 9 de la mañana, así que me fui a trabajar como siempre”, sentenció el beneficiado, que tampoco logró contactarse cuando arribó al local.
“Llegué y no había señal”, graficó el británico, que generó las risas de sus compañeros cuando se subió al techo para obtener cobertura. Recién en ese momento pudo hablar con la empresa, que le dio la mejor de las noticias: “Ganaste, sos millonario”. Por supuesto, Heavens supo que su futuro estaría repleto de bonanza.
“Es increíble porque no lo entiendes hasta que el dinero aparece en tu cuenta. Hay una sensación de alivio de que puedes ir y hacer lo que quieras”, exclamó Jamie, que demostró tener en claro cómo manejar sus finanzas. Ocurre que, según informó el propio medio del Reino Unido, muchos individuos despilfarraron todas sus ganancias al cabo de una década de recibido el monto.
“La gente piensa que soy acaudalado, que estoy cubierto de efectivo y puedo ir a comprar lo que quiero todo el tiempo, pero no es así. Tengo una vida cómoda ahora, dirijo mi propio negocio, estoy con mi familia… No se trata de que, si quiero tal auto de 90 mil dólares, voy a ir y gastar eso”, argumentó el joven cinco años después de que el azar le dio un espaldarazo.
Si bien utilizó parte de la plata para adquirir un auto, algunas propiedades y hacerse cargo de los gastos de su boda, supo administrar la situación con lucidez: “El dinero te hace sentir más cómodo, pero no hay que cambiar la forma en la que vivimos. Creo que se respeta el hecho de que sí, gané mucho, pero soy un tipo que está trabajando duro”.