Tucumán, la provincia con más electores que vota hoy

Agrupa en una superficie relativamente pequeña la mayor población de las provincias que eligen autoridades hoy: es la sexta del país. No hay votaciones de medio término en su sistema político. Se renuevan cada cuatro…

domingo 09/06/2019 - 9:36
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Agrupa en una superficie relativamente pequeña la mayor población de las provincias que eligen autoridades hoy: es la sexta del país.

No hay votaciones de medio término en su sistema político. Se renuevan cada cuatro años gobernador y vice, intendentes más la totalidad de los legislativos provincial y municipales. La peculiaridad explica, en parte, cuanta tensión circunda los comicios. La lentitud de los escrutinios, otra constante, deriva también del enrevesado sistema con boletas únicas para cuatro categorías (acoples): gobernador, intendente, diputados, concejales en un solo cuerpo. Cualquier aspirante a otros cargos puede acordar “acoplarse” con dos o más candidates a la gobernación.

El sol y la luna tucumana alumbran mesas rebosantes de boletas. La industria del papel se reactiva por unos días aunque sin poder contrapesar (ay) el contexto de crisis generado por el macrismo.

La presencia ominosa del dictador Antonio Domingo Bussi (usurpador en dictadura y gobernador en la recuperación democrática) complejiza el sistema político. No rige el bipartidismo tradicional: saben competir peronistas, radicales y Fuerza Republicana (FR), el partido del represor, encabezado ahora por su hijo Ricardo Bussi.

En el 2019 se añade una cuarta fuerza, encarnada por el ex gobernador peronista José Alperovich quien va “por afuera” enfrentando al actual mandatario provincial, Juan Manzur, su sucesor y ahora odiado rival.

A pesar de la fragmentación, Manzur tiene pinta de ganador. Dirime una suerte de interna abierta con Alperovich. Tal vez dividan, en forma despareja, algo más de la mitad de los votos. Alperovich había picado alto en las encuestas pero parece que la polarización interna se vuelca a favor de Manzur.

El fatídico desempeño del gobierno nacional dejó en el camino a dos aspirantes a ser candidatos. El diputado José Cano quien descarriló el Plan Belgrano antes de ponerlo en marcha. Y el ex ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay quien soñó volar de Wall Street a Tucumán tras hacer flamear la economía. No resultó, ya se sabe. La senadora radical Silvia Elías de Pérez se postula, por descarte. Rabiosa antiabortista, las encuestas le pintan un futuro sombrío… hasta hay apostadores que la ranquean cuarta. Baqueanos peronistas y boinas blancas entrevén que podría repuntar un poco. Lo lograría merced al apoyo de muchos intendentes radicales, una estructura provincial sólida, buen predicamento entre sectores de derecha y en San Miguel de Tucumán. Habrá que ver.

En cierto sentido, se insinúa otra interna heterodoxa entre el bussismo y Cambiemos. A nivel nacional nada queda a la derecha de Cambiemos, solo la pared. En Tucumán, en especial en materia de derechos humanos y manodurismo, FR le disputa el favor de un electorado que enalteció a un genocida años atrás. A ver quién propone más torturas a los presos, más gatillo fácil para “los delincuentes”.

Manzur accedió al Ejecutivo en 2015 con el 53,68 por ciento de los votos contra el 41,5 por ciento de José Cano, y un ínfimo 3,26 de “Ricardito” Bussi. Los dos primeros, se intuye, sacarán menos y Bussi repuntará. Según los consultores y los propios participantes el mayor enigma es quienes saldrán segundo, tercero o cuarto. La provincia se divide en tres secciones electorales: Capital (San Miguel) Este, Oeste. El peronismo es más fuerte en el interior, sus dirigentes y militantes piensan que las encuestas “miden mal” esos territorios más intrincados que la ciudad capital.  En esta se expone el intendente Germán Alfaro, peronista renegado que lleva los colores de Cambiemos: se atribuye pole position pero no tiene la vaca atada.

Manzur confía en su gestión, se ha cuidado de endeudar la provincia, paga los sueldos en regla, supo evitar conflictos con los docentes.

La correligionaria Pérez, remando en dulce de leche, optó por maquillar su imagen beligerante. “Es como Lilita (Carrió) pero se muestra como (la gobernadora bonaerense) María Eugenia Vidal” chucean los justicialistas. Sin nombrar a Mauricio Macri, camuflada bajo el slogan “La revolución de los corazones tucumanos” intenta repechar la serie catastrófica de Cambiemos.

En 2015 el macrismo quiso desmentir la holgada derrota con falsas denuncias de fraude. La morosidad del escrutinio, un clásico local, le sirvió de coartada. Ahora, en la previa, se conformaría con no quedar último. Pasaron cosas.

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