TN.- La tuberculosis es una enfermedad causada por una bacteria denominada Mycobacterium tuberculosis, que afecta principalmente a los pulmones, pero también a otras partes del cuerpo como los riñones, los huesos de la columna vertebral, el sistema nervioso central y prácticamente cualquier otra parte del cuerpo.
Así lo explicó el doctor Francisco Abelenda (M.N. 89.241), quien además indicó que la infección se transmite de persona a persona a través del aire y comentó: “Se produce cuando un enfermo de tuberculosis pulmonar tose, estornuda, escupe, canta y habla. De esta manera, el enfermo expulsa pequeñas gotitas (llamadas gotitas de Flügge) con los bacilos tuberculosos al aire. La persona que se encuentra cerca los puede inhalar y quedar infectada. Esta afección se puede prevenir y también curar, pero de no tratarse puede ser mortal”.
Al ser consultado acerca de qué es la tuberculosis, el especialista dijo: “Esta pregunta le parecería tal vez demasiado simple y fácil de responder a cualquier persona de los siglos XIX y XX, ya que la tuberculosis constituía entonces el paradigma de la enfermedad incurable y su presencia era familiar para todo el mundo”.
“Sin embargo, preguntarnos por ella se hace hoy pertinente debido a que la conducta, la distribución geográfica y el significado social de esta enfermedad han cambiado radicalmente todos estos años. Es por ello que debemos seguir pensando en la tuberculosis, evaluar su genio y sus particularidades”, agregó Abelenda, médico del Servicio de Clínica Médica del Hospital Alemán.
Cuáles son los síntomas de la tuberculosis
“Las personas que se enferman de tuberculosis tienen síntomas como tos, fiebre, sudores nocturnos y pérdida de peso. No pocas veces estos síntomas son persistentes pero tolerables y los enfermos pueden pasar mucho tiempo antes de procurar ayuda médica y mientras tanto seguir esparciendo los bacilos y con ellos la enfermedad”, expresó el profesional.
Asimismo, expresó: “Hay personas que son más susceptibles a infectarse y otras que, al tener contacto con el bacilo, logran salir indemnes. Las más predispuestas son aquellas personas cuyo sistema inmunológico está deteriorado (personas con HIV, desnutridos, fumadores, diabéticos) y también aquellos que trabajan o viven en lugares donde exista hacinamiento (viviendas precarias, cárceles, fábricas con espacio deficiente), todas condiciones que se agravan al empeorar las condiciones socioeconómicas”.
El impacto de la tuberculosis en la Argentina
Abelenda señaló que “si bien en la Argentina la tasa de notificación registró un leve descenso con respecto a lo observado en años anteriores, continúa existiendo una considerable brecha entre las diferentes jurisdicciones del país, con elevada concentración de casos en provincias como Salta, Jujuy y Formosa cuyas tasas duplican prácticamente la media nacional”.
“A su vez, la provincia de Buenos Aires y la Ciudad de Buenos Aires (CABA) notifican la mitad de los casos de todo el país. Este panorama de desigual distribución de la enfermedad en nuestro país dibuja por lo tanto un escenario epidemiológico preocupante, que requiere especial atención”, aseveró el especialista.
Lo que hay que saber sobre el control de la enfermedad
El médico indicó que el ministerio de Salud de la Nación considera muy importante distribuir entre la población cuatro informaciones cuyo conocimiento es clave para el control de esta enfermedad:
- La tuberculosis tiene cura, sobre todo si su detección es temprana y el tratamiento es adecuado.
- Es fundamental la aplicación de la vacuna BCG al nacer, como única dosis en la vida, para evitar la aparición de formas graves como meningitis por tuberculosis. No previene la enfermedad, sino solo las formas graves en los pacientes más vulnerables como los niños y recién nacidos.
- Ningún paciente tratado correctamente contagia. Por ello es muy importante la consulta temprana y el diagnóstico precoz por el servicio de salud, así como el cumplimiento total del tratamiento, que dura como mínimo 6 meses (según cada caso).
- La tuberculosis no está erradicada ya que continúa siendo un problema de salud pública para la Argentina, con una notificación anual que supera los 10.000 casos y cerca de 700 muertes por esta enfermedad (698 casos letales durante el año 2009).