Tras los tarifazos, ‘planchan’ los servicios públicos y el dólar

Si lo que se sometiera a plebiscito en las urnas fueran los negativos resultados estadísticos en materia de crecimiento, inflación, devaluación, salarios, jubilaciones, tasa de interés, endeudamiento, empleo, todos indicadores palpables de la realidad cotidiana…

viernes 25/01/2019 - 11:03
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Si lo que se sometiera a plebiscito en las urnas fueran los negativos resultados estadísticos en materia de crecimiento, inflación, devaluación, salarios, jubilaciones, tasa de interés, endeudamiento, empleo, todos indicadores palpables de la realidad cotidiana que aqueja al ciudadano común, el pronóstico de las presidenciales sería, cuanto menos reservado para las aspiraciones de reelección de Mauricio Macri. El juego contrasta el duro castigo a la población con tarifazos en los servicios públicos en el 1° trimestre del año, para “parar la pelota” de los precios regulados de abril a junio, una vez que la inflación hubiera desbordado el 3% mensual.

Arrancarían de esta forma los aprestos a las PASO con los bolsillos de los trabajadores recibiendo las primeras cuotas de los aumentos pactados en paritarias, lo mismo que la compensación atrasada en la movilidad jubilatoria que se liquidará a partir de marzo. Ahí se inicia el verdadero plan, que consistiría en mantener el dólar planchado hasta mitad de año, a fin de crear un oasis transitorio de bienestar en la gente bimonetizada aunque el IPC ceda un punto mensual en su ritmo alcista y el PBI suba cansinamente a un promedio del 0,6% anual cada vez.

La clave de esta maniobra es darle cabida a fondos buitres y bancos para que ingresen divisas al mercado financiero, atraídos por el beneficio de un revival furtivo de carry trade, por aprovechar una suerte de tipo de cambio fijo durante esos meses para ganar con tasas del 55% que pagan las Leliq. Quedaría consolidada de este modo la posición del gobierno en moneda extranjera como seguro a eventuales corridas por incertidumbre electoral entre lo que los productores liquiden de la cosecha, los desembolsos del FMI y la bicicleta con bonos y acciones en el reducido ámbito local de las finanzas. Dependerá en gran medida de la credibilidad que inspire en los dueños de los capitales de riesgo (ya defraudados con anteriores compromisos incumplidos) esta estrategia electoral de la Casa Rosada el éxito del repechaje que planteó la Administración Macri para superponer percepciones subjetivas en azul a datos objetivos en rojo.

Que la Administración Macri señaló a abril como el mes clave en el que la economía empezaría a jugar las chances reelectorales parecería haberlo ratificado el vicepresidente del BCRA, Gustavo Cañonero, al presentar el Informe de Política Monetaria (IPOM), cuando, tras reconocer que en el 1er trimestre que “impactará la nueva corrección de precios regulados”, a partir de ahí no se darían más correcciones de los servicios públicos.

La apuesta no se limita a que en abril-junio se desacelere gradualmente el indicador oficial de inflación, del promedio del 3% mensual, sino a que la masa asalariada haya empezado a recibir en los sobres de sueldo el 1er incremento pactado en paritarias, que en la mayor parte de los convenios que estén firmados significará un refuerzo del ingreso en torno del 10%.

La sensación de placebo con que se busca seducir a la ciudadanía previo a las urnas estaría complementada con un virtual congelamiento del tipo de cambio a través de las intervenciones del BCRA que hagan falta, más allá de las bandas de flotación (entre 38 y 47 pesos actualmente pero que se deberían indexar), según se comenta en la City, donde entusiasma esa posibilidad para lanzar una nueva versión del carry trade en el 2° trimestre.

Sería una gran oportunidad para aprovechar el rendimiento de las Leliq, que en promedio se ubica en 56,872% y difícilmente baje mucho de ese escalón hasta bastante después de marzo, debido a la inflación que dispararon los tarifazos veraniegos –según publica Urgente 24-.

Liberados ante el leve aflojamiento de la dura política que implementa la Reserva Federal de USA, algunos fondos de inversión y bancos miran hacia estas latitudes que ofrecen pingües ganancias, a condición de asumir mayores riesgos en la parte de las carteras que se destina a colocaciones en países emergentes.

En tanto siguen de cerca el proceso de facilitación a Templeton para que recupere las pérdidas que le ocasionaron las corridas de mitad del año pasado en la posición que había hecho con bonos argentinos por US$1.000 millones, analizan un nuevo desembarco antes de las PASO, lo cual contribuiría a calmar alguna especulación cambiaria prematura, mientras entran los dólares de la cosecha exportada y los desembolsos del FMI, que inclusive el ministro de Economía, Nicolás Dujovne, gestiona directamente con la titular del organismo, Christine Lagarde, la posibilidad de ampliar el cupo como seguro definitivo de cambio ante eventuales presiones preelectorales.

Estadísticas de carne y hueso

En círculos privados se pronostica que para agosto se notará un levísimo repunte de la actividad económica por rebote (estimado en 0,6% promedio anualizado) y una inflación que del 40% en ese mes de las PASO irá en descenso hasta arribar a fin de año a una nueva meta no anunciada del 30%.

En el ínterin habrá asalariados que comiencen a percibir los aumentos de las paritarias, remanentes de las cláusulas de revisión aplicadas a fines de año y las jubilaciones con el incremento del 11,7% de marzo por la movilidad retardada.

Será un bálsamo que habrá que ver si contrarresta, en el ánimo de los 12 millones de trabajadores y los 6 de jubilados y pensionados, la pérdida estadística en octubre y noviembre que registraron sus ingresos, cuando los pasivos resignaron 18,3% interanual y 19,7% respectivamente -previo al 7,7% otorgado en diciembre-, mientras que los salarios formales de los activos se degradaron 10,7% y 12%, con extremos entre el 10 y 20% según fuera en la Ciudad de Buenos Aires o en las provincias del Norte.

En la calle, el reflejo de la crisis se notó mucho más que lo que marcaron los relevos de las consultoras que se dedican a medir el consumo.

El lector de código en 515 puntos de venta que escanea Focus Market, dirigida por Damián Di Pace, descontó en diciembre el repunte clásico de las fiestas, más el aguinaldo y el bono, y extrajo una caída neta del consumo del 13%.

Las alacenas no se repusieron sino que directamente se dejaron estantes vacíos y si el comportamiento contractivo no resultó más drástico fue por la mayor utilización de las tarjetas de crédito en 1 pago o hasta 3, a pesar de las altas tasas de interés, y asimismo con débito

Los indicadores oficiales ya habían mostrado en noviembre la 5ta baja interanual consecutiva sin que ningún segmento y rubro quedaran exceptuados. Los supermercados facturaron 12,5% menos en precios constantes, la peor performance del año; los mayoristas resignaron algo menos que el mes anterior, -14,7%, y los shoppings, 16,3%, según datos de INdEC.

En cuanto a las ventas en los autoservicios mayoristas, el rojo fue superado solamente en septiembre cuando alcanzó un 15,2%. La particularidad fue el endeudamiento familiar en un 77% más para abastecerse.

En shoppings, apenas estuvo por debajo del desplome de octubre que había sido del 18,6%.

El denominado pass-through de la retahíla de devaluaciones que se detuvo en setiembre ha sido la causa de que los alimentos subieran en los meses siguientes por encima del índice general, lo cual se reflejó en que la canasta básica alimentaria en 2018 subiera 6 puntos más que el conjunto: una pareja con 2 hijos necesitó $ 10.197,53 para comprar la cantidad mínima de comida y no descender de la línea de la indigencia, de acuerdo con lo informado por el INdEC.

Y como la canasta básica total (que además de alimentos reúne una cantidad mínima de indumentaria y servicios) subió 52,9%, la familia tipo debería cobrar $ 25.493,80 para no caer en la pobreza.

En términos estadísticos se comprobará el 28 de marzo próximo si el deterioro en el mercado laboral y principalmente en el poder adquisitivo de los salarios que se observa en la vida cotidiana recargan con la misma contundencia el último índice de pobreza e indigencia conocido, del 27,3%, correspondiente al 1er semestre del 2018. Y en cuánto.

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