Turquía ha sido responsable de la seguridad del puente aéreo durante los últimos seis años y los rebeldes quieren llegar a un acuerdo con Gobierno de Recep Tayyip Erdogan.
Tras la salida de las tropas de los países de la OTAN, comienza una nueva etapa en Afganistán, bajo el control de los talibanes. Los rebeldes pidieron a Turquía que garantice la seguridad del puente aéreo, para poder restablecer los vuelos comerciales desde el aeropuerto de Kabul.
El portavoz talibán, Zabihullah Mujahid, anunció que «se diseñará un plan para que el aeropuerto pueda reanudar sus actividades» y reiteró la promesa que ya había hecho el movimiento talibán, de permitir los vuelos comerciales para quienes se quieran ir, pero antes reiteró el llamado a quedarse en el país, informó NA.
«Queremos que nuestros residentes no se preocupen, Afganistán es nuestra casa común, nos quedaremos aquí, no debemos escapar ni tener miedo. En segundo lugar, si la gente quiere irse para elegir una vida segura, se lo facilitaremos; pero de manera legítima, deben tener una visa y así podrán volar por el aeropuerto», señaló.
Por su parte, el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan advirtió desde el domingo que primero se necesitan ciertas reparaciones. Los informes de inspección que elaboró Turquía muestran los daños que tienen las pistas, torres y terminales, incluidas las del lado civil del aeropuerto, que deberán ser reparadas.
«Se necesita personal para esto. Asimismo, se debe proporcionar el equipo requerido», precisó el ministro de Relaciones Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu. La razón por la que los talibanes buscaron a Turquía, a pesar de ser miembro de la OTAN, es el que ha sido responsable de la seguridad del puente aéreo en los últimos seis años.
Por otro lado, los gobiernos de Francia y Reino Unido están gestionando por la vía diplomática la creación de un corredor humanitario para garantizar que tanto los afganos como los extranjeros que quedan en el país y quieran irse de Afganistán, puedan hacerlo libremente.
Según el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, calcula que cerca de 200 de sus ciudadanos continúan en territorio afgano; mientras que la canciller alemana, Angela Merkel, cree que todavía hay entre 10.000 y 40.000 empleados locales que trabajan para organizaciones humanitarias y que tienen derecho a ser evacuados a Alemania.
