Pablo Cordero falleció a los 38 años, luego de pasar casi dos décadas en una cama; había sido aplastado por una avalancha humana a la salida del show en Mendoza de la banda en abril de 2003.
La vida de Pablo Cordero comenzó a apagarse hace 18 años, tras quedar atrapado en el piso, en medio de una avalancha humana durante un recital de la Bersuit Vergarabat, según publica La Nación. Tenía 20 años cuando agarró su mochila y viajó desde su San Rafael natal hasta la Ciudad de Mendoza para presenciar el show de “la banda del momento”. Jamás pensó que podía sufrir un trágico accidente, el cual prolongó una agónica existencia hasta este fin de semana, cuando finalmente falleció.
Estuvo casi dos décadas en coma. Así, la noche del 12 de abril de 2003 cambió para siempre el curso de su historia, mientras disfrutaba, en medio del caos y el descontrol en el estadio cubierto Pacífico, las canciones de Gustavo Cordera, uno de sus músicos preferidos, que sorprendía con su estilo rebelde y vestido en pijamas. Esa noche, el conjunto presentaba ‘De la Cabeza con Bersuit Vergarabat’.
De repente, en medio de fallas en la organización, se produjo una marea de fanáticos y fue aplastado por un grupo de seguidores de la banda, que decidió empezar a abandonar el lugar. En esa accidentada salida, Pablo se quedó sin respiración, sufrió un paro cardíaco y permaneció inconsciente. Mientras, más de 5.000 personas no dejaban de cantar y saltar, en medio de escasas medidas de seguridad y bengalas, pero sobre todo, una sola puerta de escape, lo que recuerda lo que ocurrió después: la tragedia de Cromañón.
Pasaron varios minutos hasta que Pablo logró ser rescatado, en medio de la desesperación, y trasladado de urgencia al hospital. Los reportes médicos indicaron que había sufrido politraumatismos graves y un paro cardiorrespiratorio.
De hecho, la Justicia determinó que se sobrevendieron entradas y se excedió la capacidad del lugar. Diez años después, hubo finalmente una indemnización para la familia del joven, pero su estado de salud jamás repuntó.
Desde ese momento, el chico pasó sus días en coma y postrado en una cama. Este fin de semana, a los 38 años, su vida se apagó para siempre.