“Estoy acá luchando en el día a día, con la ayuda de la gente que me da changuitas y a través de eso como y por ahí junto plata para alquilarme un hospedaje para dormir por la noche, si no duermo en la calle. Es complicada la situación, pero gracias a que hay mucha gente buena puedo sobrevivir, como también hay gente mala que me ha llevado a su casa a trabajar y no me ha dado nada”, describió.
Y agregó: “a través de este cartelito, conocí, estuve trabajando una semana y media, y me dio nomás 17 mil pesos el hombre y le trabajaba doble turno. Como estaba en situación de calle y era una rotisería de alto nivel, no podía llegar mal vestido, no podía llegar sucio y a no tener dónde bañarme, dónde descansar, no me quedaba otra que renunciar. El señor me dijo que no podía ir porque no me podían ver los clientes así, de esa manera, porque estoy manipulando la comida y al no tener dónde limpiarme, dónde descansar bien, tuve que dejarla”.
“Estoy hace como un mes y medio ya, Por ahí estoy acá, o sabía estar cerca del hospital, pero como hay mucha gente que limpia vidrios no me quiero encontrar con problemas, como ser que me han robado el celular porque siempre ando solo, y a veces andan acoholizados y me piden plata. La otra vez me quisieron robar la mochila, gracias a Dios no me la robaron porque tengo mi ropita, pero el celular me lo robaron, por suerte no me golpearon, no me mataron, ni nada, pero bueno, son cosas que tengo que pasar por tomar malas decisiones en mi vida”, comentó al aire por FM La Petrolera 89.3 MHz.
Luis se ofrece “para limpiar patios, soy buen cocinero, vendo, sé un poco de pintura y me doy maña para algunas cosas. Mi mochila es mi ropero, y ando con este cartelito. Ayer pude hacer una changuita, el señor me llevó a su casa y me pagó el trabajo cinco mil pesos, así que con eso pude juntar otro cachito más y alquilé en un hotel que me cobraron la noche siete mil pesos”.
De cómo es un día suyo, contó que “vivo día a día, que sea lo que Dios quiera, a la voluntad de Dios. Vengo acá a las nueve o diez de la mañana, ya estoy acá, y si no estoy es porque me ha salido una changuita, porque hay gente que me dice, mañana te vengo a buscar y te llevo a trabajar. Y después vengo de vuelta como a las dos o tres de la tarde cuando me desocupo. No me quedo quieto, trato de conseguir algo fijo y estable”.
“Soy de Córdoba y me vine a dedo para progresar y cambiar de vida, porque allá estaba muy mala la situación. Yo ya estuve acá cuatro años y me fui a ver a mis familiares, me quedé un año y fue terrible, así que no me alcanzaba para el pasaje, me salía 121 mil pesos así que me vine con mi mochila y a dedo”, dijo finalmente el hombre que para cerca de la iglesia de Guadalupe.