Cada fin de semana, Rosalía Romero se coloca el casco, sube a su moto y se lanza a la ruta con un solo objetivo: estar presente en los partidos de fútbol de sus dos hijos varones, Ulises y William en Cultural Mattaldi (Córdoba), y en los encuentros de vóley de su hija Leila. La particularidad de su historia radica en que, cuando no encuentra lugar para viajar en auto junto a otros padres, decide emprender el trayecto en su motocicleta, sin importar la distancia, comienza narrando el sitio Puntal.
Residente de Mattaldi, Rosalía es una madre que ha logrado equilibrar su vida entre el trabajo, la familia y la pasión por acompañar a sus hijos en cada momento deportivo. Su hermana, Natalia, quien es testigo directo de esta rutina, decidió compartir la historia con la comunidad, destacando la valentía y determinación con la que su hermana enfrenta estos recorridos.
“Cuando no consigue lugar en un auto, agarra su moto y va sola, pero nunca los deja solos, siempre está ahí para ellos”, relata la hermana, quien ha visto a esta mamá realizar viajes de hasta 100 kilómetros para no perderse ni un minuto de los partidos.
El fin de semana pasado, en medio de la Liga Regional de fútbol de General Roca, William, de solo 13 años, sorprendió a su madre con un gesto que quedará en el recuerdo. Tras marcar un gol en su segundo partido, corrió directamente hacia ella para dedicárselo. “Fue el mejor regalo que me pudo hacer”, comenta emocionada Rosalía, recordando la imagen captada por la fotógrafa local, María Carreño. La fotografía inmortalizó ese momento de complicidad y amor entre madre e hijo, reflejando lo que para muchos es el sacrificio silencioso y constante de las madres.
La vecina de Mattaldi, en diálogo con Puntal, explicó cómo organiza su día cada sábado para no faltar a ningún evento deportivo de sus hijos. “Primero veo con qué papá pueden viajar los chicos y, si no hay lugar, me persigno, me encomiendo a Dios y salgo en la moto para llegar a tiempo y verlos jugar”, cuenta entre risas. A pesar de los riesgos que implica manejar por la ruta, asegura que lo hace por el amor que siente hacia sus hijos. “Mi familia me dice que estoy loca, pero es una locura linda. Mi marido me apoya mucho, él trabaja los sábados, así que se queda cuidando a la nena”, añade con una sonrisa.
La historia de la «súper» mamá no es desconocida para los vecinos de su pueblo, quienes ven en ella un ejemplo de dedicación. Su hermana reflexiona sobre el significado de estas acciones en un contexto en el que no todo son noticias negativas. “A veces vemos peleas o insultos en los partidos, pero hay gestos como estos que llenan de esperanza. Rosalía siempre está, acompañándolos a los tres hijos por igual y eso es lo que me emociona”, dice Natalia.
Esta madre incansable sigue desafiando las rutas del departamento Roca, enfrentando kilómetros y condiciones adversas, solo para no perderse ni un minuto de los momentos más importantes en la vida de sus chicos.