El indicador del riesgo país alcanzó los 745 este jueves, el récord de los últimos meses: Desde principios de septiembre, cuando se acercó a las 800, no se veían estos números. Todos hablan del éxito del G-20, que se suponía mejorar la imagen de Argentina en el mundo. Sin embargo, los resultados aún no están a la vista y el riesgo país no hace más que subir (y espantar a los inversores).
El riesgo país es el índice del JP Morgan que mide el riesgo de una inversión económica debido a factores específicos y comunes a un cierto país. Varias variables, políticas, económicas, sociales, se tienen en cuenta a la hora de establecer este índice. Como referencia, se toman los papeles a diez años del Tesoro estadounidense.
En el caso de Argentina, el riesgo país no baja (por el contrario, está en ascenso). En el día de hoy, alcanzó un máximo de 745 puntos, para luego estabilizarse en 737. Desde mediado de septiembre, el índice no alcanzaba estos valores: Los primeros días de ese mes, superó los 780 puntos.
En el último mes el riesgo país no hizo más que subir. A principios de noviembre, había descendido y estaba por debajo de los 600 puntos, pero la tendencia se dio vuelta y ahora viene ascendiendo (hasta el pico que alcanzó hoy, de casi 750).
Antes, durante y luego de la Cumbre del G20, el riesgo país se mantuvo en esos niveles. Según Nicolás Dujovne, el ministro de Hacienda, la escalada en el índice forma parte de «dinámicas de mercado» que afectaban al país por fuera de factores internos. Según esta teoría, se trataría de un contexto internacional en el que los inversores comienzan una actitud adversa al riesgo y desarman posiciones en activos bursátiles y de deuda soberana en mercados emergentes.
La verdad es que, si se miran los mercados del mundo, pasó algo similar con la reunión entre Xi Jinping, el líder de China, y el presidente estadounidense Donald Trump. Luego del encuentro, que se desarrolló en el marco del G-20, se esperaba una buena respuesta de los mercados. Sin embargo, el índice S&P 500 registró una caída en los días siguientes.
Sin embargo, hay factores internos que Dujovne no menciona pero que forman parte de las variables que afectan al riesgo país. Una de ellas es la incertidumbre por el resultado electoral de las presidenciales de 2019: Hay quienes sostienen que la posibilidad de que Cristina Kirchner vuelva a la presidencia hace que los bonos o letras que venzan después del 2020 rinda hasta 3 veces más de los papeles que se amortizan el año próximo –según publica Urgente 24-.
Otro elemento local que afecta al riesgo país es que los potenciales comprados de deuda soberana argentina ya incorporaron a sus carteras más de lo que quisieran. Federico Tomasevich, CEO de Puente, dijo que “el flujo de capitales todavía es negativo. Hay retiro de emergentes: este año se fueron u$s35.000 millones. No veo chance de compresión de spread”, según publicó Ámbito Financiero. El 20% de esa cifra se fue de Argentina.
El país, entonces, está catalogado como “high beta”: La volatilidad y el riesgo de sus activos es superior a la de aquellos de países comparables. Los seguros de default para deuda soberana argentina de 5 años también están en alza: Cotizan en torno de los 650 puntos.
Desde Moody’s, Argentina mantuvo la nota B2 para la deuda del país (la misma de hace un año). Martín Fernández Romero, director ejecutivo de Moody’s, dijo que “el acuerdo con el FMI asegura el financiamiento de Argentina para 2019 y eso es más importante que el rollover de los vencimientos”.
Hay muchos analistas que sostienen que el indicador de J.P. Morgan es lo que marca si vuelve la confianza en la economía Argentina. Con el pico de hoy y la tendencia en alza, parece que la confianza, a pesar del éxito internacional, no vuelve.
Además, el índice es clave para garantizar el plan económico del Gobierno. La recuperación argentina depende del restablecimiento de condiciones de financiamiento para Argentina en el mercado internacional. Por ahora, el panorama no es favorable.