Ángel Jesús Villalobos sufre de una condición extrema que produce en su cuerpo fuertes dolencias y una degeneración cerebral que le provoca epilepsia. Su sueño es volver a oír la voz de su madre, de su familia y el mundo.
La epidermólisis bullosa, mayormente conocida como “piel de mariposa”, es una condición extrema que provoca que la piel se rompa con el más mínimo roce, tanto por fuera como por dentro, causando en el paciente heridas muy graves parecidas a quemaduras de tercer grado. A pesar de poder tratarse, la misma no tiene cura.
Es la enfermedad que padece Ángel Jesús Villalobos, un joven venezolano de 18 años que enumeró los perjuicios que le trajo esta condición en su vida.
“Por dentro se me rompe el esófago, causándome heridas internas, no poder comer nada por días. Se me rompen mis ojos dañándome la vista, entre otras cosas muy dolorosas”, narró en un video.
“También sufro de epilepsia, lo cual me hace convulsionar si no tomo mi medicamento. Me da fuertes dolores de cabeza, por una degeneración cerebral causada por la misma condición”, añadió.
En la actualidad, además del fuerte tratamiento al que se somete diariamente, Ángel pasa sus días dibujando, una de sus actividades favoritas.
Entre todo lo que la enfermedad significa en su vida, el mayor padecimiento para el joven es haber perdido totalmente la audición 15 meses atrás. “Quedé totalmente sordo, lo que me ha llevado a una depresión muy grande”, lamentó.
Sin embargo, se mantiene firme en su meta de salir adelante, que para cumplirla necesita la colaboración de la mayor cantidad de personas posibles.
Su familia puso a disposición una cuenta para donarle dinero que sirva para cubrir medicamentos, antibióticos, anticonvulsivos, cremas para sus heridas, vendas para las curaciones diarias, entre otras necesidades.
En tanto, también recibe el dinero para llegar a su máximo objetivo, que es operarse para “cumplir mi sueño de escuchar una vez más a mi madre, a mi familia, al mundo”, motivo por el que pidió la ayuda de todos los que vean su mensaje, que de no poder donar dinero, que se siga compartiendo y llegue así a más personas.