
“Es acá donde debemos predicar con el ejemplo y educar a las futuras generaciones”, dijo Doriana Casco, al frente de la escuela cuando Lucía pidió entrar al aula con su hija de 2 años porque nadie podía cuidarla en su casa. Una compañera subió una foto de la pequeña en el salón y se replicó en las redes. No era la primera vez que la llevaba.
Cuando Lucía, una adolescente de 17 años, llegó al aula con su beba Justina porque no tenía con quien dejarla, se encontró con una situación que no deja de generar sorpresa fuera de la escuela a la que asiste, la N°8 Gral. Manuel Belgrano, de Entre Ríos.
Su rectora Doriana Casco, además de permitir el ingreso sin oponer dificultades, pidió que a la nena la sirvieran un rico desayuno y la mejor atención posible, para que su mamá pudiera estudiar sin problemas. No es la primera vez que lo hace. Justina es la “bebota de la escuela”, según publica Infobae.
Muchos jóvenes deciden abandonar el secundario, y tener una docente con empatía puede crear un impacto positivo en un alumno que está en dificultades. Doriana Casco, comprende la compleja situación que atraviesan las madres adolescentes que cursan en la institución.
Como cualquier familia, deben atender a las responsabilidades de los niños, incluyendo cuando no se cuenta con ayuda para el cuidado de los hijos. Por este motivo, la rectora alienta a los jóvenes a continuar adelante con sus estudios mientras crían a sus hijos.

“Viene a la escuela de chiquita. Es una nena amorosa y acá la recibimos con los brazos abiertos; este no es el primer caso”, contó la docente. “También hay otra mamá, y tratamos de ayudar entre todos. Debemos empatizar y acompañar, es acá donde debemos predicar con el ejemplo y educar a las futuras generaciones”, asegura.
“Con solo 17 años, es mamá y tiene una hermosa hija. Hoy le tocó llevar a su hijita a la escuela. Seguí así, todo esfuerzo tiene su recompensa”, escribió Melissa, una de sus compañeras de clase, en un posteo de Facebook que acompañó con dos fotos de la pequeña en el salón. La institución replicó esas imágenes: “La regalona de la escuela”, escribió, agregando el emoticón de la carita sonriente con corazones en los ojos.
En la línea del tiempo
Doriana tiene 47 años y nació en Santa Elena, Entre Ríos. Es rectora de la escuela desde del 2015. Desde adolescente decidió estudiar el profesorado de Historia, carrera que inició en 1993 y terminó a los cuatro años, ejerce desde 1998. No fue tarea simple, esta vocación le llevó tres años de esfuerzos y muchas horas de viaje. En aquellos años, debía trasladarse a diario más de 41 kilómetros hasta la localidad de La Paz. Vivió allí unos años, y por no poder afrontar los costos de vida, regresó a su casa.
Estar frente al aula siempre le apasionó, sobre todo poder trasladar mentalmente a sus alumnos al pasado y traerlos al presente, ayudándolos a comprender no solo la línea de tiempo sino la importancia que tiene en la historia de una sociedad la decisión de una persona o un pequeño grupo.
Como profesora, no solo se decidió a compartir conocimiento, sino educar para la vida: “Lucía no es la única madre que va a escuela. Hay algunas más y hace unos años había otras. No es común que vengan con sus hijos, excepto en un caso de emergencia, y cuando eso sucede creemos que es necesario ayudarlas, tenemos que estar ahí”, dice sin dejar de expresar su orgullo porque ellas, pese a todo, siguen apostando por la educación.
La rectora comenta que aunque se viralizó la imagen de la niña en el aula por las redes sociales, no es la primera vez que Justina entra a clase: “La conocemos desde muy chiquita porque hubo otros momentos en que Lucía no pudo dejarla con su mamá, que es quien la ayuda, y la trajo con ella. Es como nuestra bebota porque todos la queremos y cuidamos cuando viene. Y Justina no es tampoco la primera beba que trajeron, hubo otras alumnas que en la misma situación llegaron con sus hijos”, recuerda.
Como muchas instituciones educativas del país, se sirve desayuno y merienda para los alumnos. Cuando llegaron madre e hija, la rectora le encargó al personal de los alimentos, que le preparasen algo rico. Ya le habían adelantado, a través de una de las profesoras, que la mamá de Lucia tenía turno médico y no iba a poder cuidar de su nieta. Para no faltar, la adolescente trajo a su hijita, cuenta Doriana.
El año pasado fue la primera vez que la beba llegó a la escuela: “El curso, cuando estaba en 4to año, tenía que preparar un número para la fiesta de la escuela y Lucía la llevó y quedó al cuidado de la profesora de Música. Yo no alcancé a fotografiarlas juntas porque cuando llegué se estaban yendo, pero fue también uno de los lindos momentos que compartimos. Es una beba muy querida”, asegura.

Esta escuela no es la excepción, en el país, muchos adolescentes se convierten en padres. En este caso, para las alumnas embarazadas y madres, se contempla un régimen de asistencia especial para que ellas no pierdan el año escoltar ni se atrasen en los contenidos de clase.
“Tienen la posibilidad de faltar más días que los demás alumnos, por obvias razones, y también se les contempla horario para amamantar a sus bebés: pueden salir y volver o recibirlos en la escuela, cada una lo decide. En el caso de Lucía, ella eligió tomar los días inasistencia y se adaptó al régimen de escolaridad con el envío de los trabajos y temas de la clase. De esta manera, las chicas vuelven sin necesidad de arrancar de cero en nada y van a la par con el grupo”, explicó.
La adolescente, antes de parir, tomó cursadas de verano para avanzar cuando estaba atrasada y llevó a la recién nacida con ella. Juntas, pasaron el último año de la escuela media. Es una decisión celebrada por sus compañeros. »Son 25 alumnos y todos la cuidan y consideran una sobrina», comenta la rectora.
“Gracias a que la foto de la beba en el aula recorrió nuestra localidad, recibí el mensaje de ex alumnos que me agradecieron el gesto y recordaron situaciones que yo no tenía presente y que sucedieron cuando era profesora, también relacionada a la maternidad de las alumnas, y dicen que hoy hacen lo mismo. Hay estar, insisto, y dar una mano cada vez que se pueda”.
Emocionada, la rectora, recuerda los tiempos difíciles que tuvo que afrontar. “Cuando la tomé el cargo había un desmembramiento de estudiantes en esta escuela: teníamos entre 27 y 30 alumnos en cuatro divisiones, muy poco. Este año, si todo marcha bien, pueden egresar 95 estudiantes”.
La escuela, que tiene orientación en Educación Física, fue seleccionada para participar de las Pruebas PISA y los casi 510 alumnos ya se preparan para afrontar ese nuevo desafío.