Juan Carlos Ierino fue a las islas cuando tenía 22 años. Murió poco antes de cumplir 23, sin saber que su esposa estaba embarazada.
“Mi nombre es Juan Carlos Ierino. Soy hijo de Juan Carlos Ierino, un excombatiente de la guerra de Malvinas. Él era cabo primero en comunicaciones”, dijo con orgullo a TN este hombre que hoy tiene 38 años y que nunca conoció a su padre.
A 40 años del conflicto bélico y gracias a un encuentro que posibilitó TN y la Gente, el joven se acercó a la Base Aérea de Morón para recibir una medalla con su nombre que encontró Alberto Lozauro, un colectivero jubilado que quería entregársela a la familia. “Cuando me entregaron la medalla sentí que estuvo ahí”, aseguró juan Carlos.
A 40 años de la guerra de Malvinas: Juan Carlos murió sin conocer a su hijo
Ierino partió a la guerra cuando tenía 22 años en 1982. Hijo de un militar, él también siguió la misma carrera. Cuando se desató el conflicto se ofreció para ir y partió un lugar desconocido con la convicción de defender un territorio y la bandera argentina como emblema.
Si embargo, la muerte no la encontró en combate, sino a su vuelta, en marzo del 83, dos meses después de haberse casado y sin saber que iba a ser padre. En noviembre de ese año nació su hijo, que en homenaje, lleva su mismo nombre.
Juan Carlos Iierino volvió al continente en junio de 1982, en uno de los últimos aviones que partieron de las islas. “Llegó muy flaco, en mal estado de salud”, contó Elizabeth, una de sus hermanas, a TN y La Gente.
En su casa lo esperaban sus hermanas, sus padres y su futura esposa. Ellos fueron sus pilares fundamentales para sobrevivir después de meses de guerra. Y si bien su familia tenía la esperanza de disfrutarlo durante años, Juan Carlos murió a los pocos meses de un cáncer de garganta, en marzo de 1983.
Faltaban cuatro días para su cumpleaños y su esposa estaba embarazada, aunque no lo sabía.
La familia quedó devastada. Con el dolor a cuestas, su esposa transitó el embarazo en soledad. En noviembre de 1983 nació Juan Carlos rodeado de amor y del recuerdo de su padre.
“Siento mucho orgullo de que mi viejo haya ido a Malvinas y cuando recibí la medalla se me despertaron muchas emociones y me hubiera gustado conocerlo”, relató Juan Carlos.
Este joven recuerda que para mantener el espíritu vivo de su padre, su mamá siempre le habló de él. Le contaba que le tenía miedo a los helicópteros y que le escribía poemas. “Desde chico siempre lo sentí presente, y cuando me entregaron la medalla sentí que estuvo ahí. La voy a guardar junto a una foto que tengo de él en mi casa”.
A su lado estuvo Antonella Lomurno, la sobrina más chica del excombatiente. Con los ojos llenos de lágrimas también contó que le hubiera gustado conocerlo. “Estamos muy orgullosos de tener en la familia a un héroe que fue a Malvinas. Mi mamá y mis abuelos siempre me contaron cosas muy bonitas de él”.
A 40 años de la guerra de Malvinas: una bolsa con medallas que busca cerrar una historia
Hace 9 años, Alberto Lozauro dio con un tesoro cuando trabajaba como chofer de la línea 126 de colectivos: una bolsa con medallas de excombatientes de Malvinas. Se la acercó un compañero que la había encontrado tirada atrás de la Base Aérea de Morón y que sabía que él era un estudioso del tema.
Ya jubilado, y con el motivo del 40 aniversario de la guerra, Lozauro se comunicó con TN y la Gente y empezó una cruzada para reunir a los dueños con sus medallas.
El día del encuentro con Juan Carlos, con las manos temblorosas, Lozauro sacó una cajita envuelta con una cinta con la bandera argentina y se la entregó al hijo del excombatiente Ierino y a su sobrina Antonella.
Esa medalla salió del arcón de los recuerdos y ahora descansa junto a la foto de Ierino, uno de los héroes que sobrevivió al fuego enemigo, pasó necesidades, no conoció a su hijo pero sigue presente en la memoria de todo un país.
A 40 años de la guerra de Malvinas: “A mi hermano lo sueño y lo siento presente”
Inicialmente, al encuentro entre Juan Carlos y Alberto para la entrega de medalla iba a asistir Elizabeth, la hermana del excombatiente fallecido que entonces tenía 10 años. Por una emergencia familiar no pudo, pero envió a su hija, Antonella.
De todas maneras, Elizabeth lo recordó en diálogo con TN y la gente. “Me iba a buscar al colegio con el uniforme militar. Las maestras y las mamás de mis compañeras salían a verlo porque era muy buenmozo”, recordó.
También contó que sueña mucho con él. “En los sueños me dice que cuide de su hijo. Y yo lo hago. Cómo no hacerlo, si fue lo único que me quedó de él además de sus recuerdos. Me imagino por todo lo que pasó y lloro. Me duele no tenerlo. Él nos mandaba cartas contándonos que tenía frío y hambre, y se me parte el corazón al pensar en el sufrimiento por el que pasó él al igual que muchos compañeros”, dijo entre lágrimas.