Se acumulan siete meses consecutivos de retroceso para las ventas en las cadenas minoristas al igual que en los grandes proveedores. Los primeros redujeron su personal un 2,8% en el último año.
La recesión no cesa y ya van siete meses consecutivos que registran una caída el consumo en las grandes firmas de supermercados. Lo mismo ocurre con las cadenas mayoristas. En enero las ventas en esas bocas de expendio retrocedieron un 10,5% y un 15,2% respectivamente. El derrumbe toma una mayor dimensión en la medida en que en enero de 2018 los supermercados ya habían registrado un retroceso del 2,7% al que ahora se añade ese 10,5%.
Los mayoristas, por su parte, registraron retrocesos de dos dígitos también en diciembre (-12,2%), noviembre (-14,7%) y septiembre (-15,2%).
Por el lado de los supermercados el impacto ya se hizo sentir no solo por el lado de los consumidores sino también desde el punto de vista de sus propios trabajadores toda vez que las cadenas reconocieron un retroceso del 2,8% en la cantidad de empleados que ahora llegan a 98.454 en todo el país.
Éstos, además, vieron sus ingresos reducidos toda vez que los salarios brutos crecieron un 30,9% cuando la inflación en el mismo período llegó hasta un 49,3%. El dato es curioso porque la paritaria del Sindicato de Comercio, con distintas revisiones, se ubicó bastante por encima del 30,9% (entre abril de 2018 y marzo de 2019 llega al 45%). El defasaje, además, podría estar indicando un componente importante de trabajo no registrado o fuera de convenio.
Otro dato de interés que surge del informe es el incremento en los montos de las operaciones afrontadas con tarjeta de crédito que escalaron un 54,7% contra un 37,1% en que lo hizo el volumen general de las transacciones. El dato señala un incremento de las compras de bienes de consumo inmediato con instrumentos de financiación que podrían indicar dificultades en la cadena de pagos.