“Se terminó la fiesta. Hasta hace poco, entraba un cliente a un concesionario para averiguar por un auto determinado y le vendíamos el color que teníamos con el precio que el mercado validaba y la entrega abierta. Había más clientes que autos. Ahora va a ser distinto”, dijo el gerente de ventas de una importante concesionaria oficial de Zona Norte del GBA.
La devaluación, el incremento del impuesto PAIS por un año del 7,5 al 17,5% sobre productos y bienes importados y el bolsillo más ajustado de los consumidores, obligará a tener más ingenio y cuidado con cada cliente.
“No podemos aumentar demasiado porque vivimos de las ventas y tenemos que vender autos. Las fábricas ya nos bajaron los objetivos mínimos de unidades para diciembre y enero. Este mes todavía vamos a tener un buen volumen de operaciones, pero en enero vamos a ver la realidad de la situación”, dijo el dueño de una red de concesionarios con puntos de venta en CABA y GBA.
La eliminación de las SIRA, esas autorizaciones de importaciones que regían hasta este martes 26 de diciembre, y la implementación de un sistema que únicamente servirá como un registro estadístico del comercio de autos que provienen del exterior, podría ser un beneficio indirecto para el mercado y los usuarios. El sistema anterior permitía al gobierno regular los cupos y las fechas de ingreso de unidades, generando una suerte de “mercado negro” por el cual los concesionarios pedían sobreprecios de hasta el 50% para asegurar entrega rápida, caso contrario, al precio de lista había que esperar entre seis meses y un año. Eso se daba porque había más demanda que oferta. Ahora será probablemente al revés y no habrá excusa para cobrar más caro un auto respecto al precio de la lista oficial de las marcas.
Hay expectativa por la baja de la escala 1 del impuesto a los autos de lujo, que permitiría mantener un valor razonable a los autos más accesibles
Mientras tanto, los fabricantes esperan que Pablo Lavigne, secretario de Comercio, pueda lograr que el impuesto interno, popularmente mencionado como impuesto a los autos de lujo, no impacte sobre los autos más accesibles del mercado.
Una de las ideas fue comentada por Pablo Sibilla, presidente y CEO de Renault Argentina, quien el miércoles pasado explicó en rueda de periodistas que “ellos no lo pueden cambiar, tiene que pasar por una ley ya que el secretario de Comercio no tiene autonomía para hacerlo, pero lo que sí podría hacer es bajar a cero la alícuota del primer nivel, (la escala 1 que hoy es del 20% a partir de los 14,7 millones de pesos). Entonces eso nos podría permitir que autos como nuestro Sandero no pague impuesto al lujo, que es un sinsentido. Eso es urgente”.
El mismo ejecutivo de la terminal de origen francés, adelantó durante los Renault E-Tech 100% electric days que “para 2024 prevemos un mercado de 360.000 vehículos, un mercado que baja un 25% aproximadamente, en función del ajuste de precios y el impacto que tenga en los consumidores”, para luego ampliar sus dichos mencionando que “es imposible trasladar el impacto completo de las medidas económicas a los precios. Cuando tenés ajustes tan grandes, nunca el traslado es inmediatamente del 100%. En un plazo de tiempo ‘X’, siempre los precios recuperan el impacto macroeconómico. En el 2001 tardó tres años. En otros momentos fue entre tres y cuatro meses. Depende también de la oferta y la demanda, porque si aumentás los precios y nadie te compra los autos, ahí hay que ponderar los aumentos y habrá una curva medio ondulada que va persiguiendo el encuentro entre ambas variables”, completó Sibilla.
Las fábricas esperan ver el comportamiento del mercado en enero para confirmar su proyección de un 360.000 unidades para 2024 (Foto: Freepik/prostooleh)
“En nuestra empresa tenemos un departamento de ventas especiales, con una capacitación particular para quienes deben tratar con esos clientes que recurren a nosotros para comprar un vehículo de alta gama que tenemos que importar a pedido. Hemos decidido que esa capacitación la van a tener que hacer todos nuestros vendedores. Hay que empezar a tratar mejor al cliente que entra por la puerta de nuestras agencias. No sé si una alfombra roja, pero por lo menos habrá que ofrecerles un café”, confesó un empresario del sector, al evaluar un mercado retraído en los primeros meses.
“Si las ventas no suben para febrero o marzo, probablemente empiecen a aparecer bonificaciones que de algún modo bajen un precio que la gente no convalida con la compra de autos”, sentenció Sibilla.