La caída alcanzó el 18% entre abril y junio. El mayor impacto fue entre los asalariados “en negro” y los cuentapropistas. El sector privado se redujo en 300.000 trabajadores en un año.
Las consecuencias de la extensa cuarentena obligatoria por la pandemia de coronavirus continúan saliendo a la luz y la última muestra de ello es que entre abril y junio se perdieron más de 3,7 millones de puestos de trabajo en la Argentina. Según informó este jueves el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la caída alcanzó el 18% en el segundo trimestre del año.
En sintonía, la Unión Industrial Argentina (UIA) relevó que en el último año, un total de 302.500 personas perdieron su trabajo en el sector privado.
De acuerdo con los datos del Indec, mientras que en marzo se registraron 20.879.000 puestos de empleo, a fines de junio esa cifra cayó a 17.122.000. Si bien todas las modalidades de trabajo fueron afectadas, la cuarentena golpeó con mayor fuerza a los asalariados “en negro” y cuentapropistas.
Si se compara en segundo trimestre con el mismo período de 2019, los puestos de trabajo totales se contrajeron en un 16,8%, debido a una variación de los puestos de trabajo asalariados de -12,9% y una reducción de los puestos de trabajo no asalariados de -28,6%.
De los 3.757.000 puestos laborales perdidos, 289.000 correspondieron a asalariados registrados, 1.695.000 a asalariados informales y 1.774.000 a trabajadores por cuenta propia.
El personal doméstico sufrió una pérdida de casi 600.000 puestos, la construcción casi 400.000 y hoteles y restaurantes 304.000.
Abril y mayo fueron los meses con mayores restricciones para la circulación de personas y el funcionamiento del aparato productivo, en el marco del aislamiento social, preventivo y obligatorio decidido por el Gobierno nacional.
Como consecuencia, en el segundo trimestre del año las horas efectivamente trabajadas anualizadas alcanzaron las 20.303 (en millones), mostrando una caída de 34,6% respecto del mismo trimestre de 2019. La contracción fue nuevamente mayor en el sector informal, debido a que la caída fue del 33,6% entre los asalariados y del 37,8% entre los no asalariados. En el caso de los registrados el descenso fue del 31,5%, mientras que entre los no registrados alcanzó el 39,4%.
En el segundo trimestre, el sector de la pesca fue el de mayor cantidad de horas trabajadas por puesto, con 3.222 horas trimestrales anualizadas, seguidos por los servicios sociales y de salud públicos, con 1.700 horas.
Los sectores con menores horas trabajadas fueron los más afectados por la emergencia sanitaria, como el servicio doméstico, que alcanzó las 587 horas, y hoteles y restaurantes, con 600 horas.
El empleo en el sector privado
En sintonía con el informe del Indec, la UIA informó que el número de asalariados registrados del sector privado cayó 4,9% interanual en julio, y así sumó 23 meses de caída.
Para la industria, el descenso interanual fue del 2,5% (27.558 puestos menos). Esta cifra contrasta con la registrada en otros sectores como la construcción (-28,6%) y hoteles y restaurantes (-12,9%), donde las medidas de aislamiento tuvieron un mayor impacto en la actividad.
Sin embargo, la UIA aseguró que a pesar de las fuertes caídas interanuales del empleo, algunas contracciones comenzaron a desacelerarse en términos mensuales y, en algunos casos, a revertirse en el margen.
El empleo asalariado registrado mantuvo su caída mensual en -0,1% (5939 trabajos menos), mientras que en la industria aumentó un 0,2% (creció en 2582 puestos). Estas mejoras se produjeron en un contexto de recortes en la caída de la actividad industrial: luego de la variación récord en la producción de abril de (-30,2%), julio reportó una contracción del 2,2% según lo relevado por el Centro de Estudios de la UIA.
Para la entidad, “en este lento retorno a niveles normales de actividad, siguió primando la heterogeneidad en la industria». «Algunos sectores en crecimiento demandaron más trabajo para compensar los puestos dispensados y unos pocos estuvieron en una situación intermedia, mientras que la mayoría continuó con su actividad en niveles bajos”, completaron.
“Esta situación extendida en el tiempo pone en jaque la sostenibilidad de las empresas, habida cuenta del incremento en los costos que implican las dificultades actuales que genera la rigidez del mercado de trabajo como producto de las regulaciones presentes”, alertó la institución presidida por Miguel Acevedo.
La UIA puntualizó que las mayores dificultades se reflejan en menor cantidad de empresas presentando declaraciones juradas de empleo en el SIPA, una situación que no logra romper la tendencia decreciente. En ese sentido, explicó que julio mostró una caída en la cantidad de empresas declarantes del orden del 4% interanual (-21.673). Y en el caso de la industria, la variación se mantuvo estable con respecto a junio.
Las suspensiones tampoco faltaron
Lo mismo sucede con el uso de suspensiones, que volvieron a ser la principal forma de manejar la dotación de personal: el porcentaje de compañías que aplicó suspensiones en julio disminuyó a 18%, aunque a pesar de ello esta modalidad se halla en niveles históricamente altos. Así, el 7% de los trabajadores fueron suspendidos durante el mismo mes, detalló la UIA.
En este marco, la entidad empresaria advirtió que el escenario que enfrentan el empleo y las empresas a siete meses del inicio de la cuarentena en el país por el COVID-19 “es complejo”.
“La frágil situación laboral en un escenario de nuevas dificultades para las empresas requiere pensar estrategias integrales con incentivos claros que tengan en cuenta no sólo la continuidad del empleo, sino también proporcionar incentivos a la generación de trabajo registrado y las necesidades de las empresas para continuar activas en esta delicada coyuntura”, concluyó la Unión Industrial.