Pablo (47) y Marisa (48) vivían en Buenos Aires y, como a muchas familias, la pandemia los hizo querer “escapar” de la ciudad. Luego de descubrir que podían manejar on line su local de estética, decidieron buscar para sus dos hijos un lugar con más naturaleza. Se instalaron en Bariloche para tener “una mejor calidad de vida” y ninguno imaginó que, dos años después, estarían armando de nuevo las valijas para regresar.
Si bien los cuatro disfrutaron durante este tiempo del maravilloso paisaje de uno de los puntos turísticos más importantes de Río Negro, y pudieron desarrollar su negocio sin inconvenientes, se encontraron con una situación tan imprevista como angustiante: la falta de clases por los paros de los docentes, publicó TN.
En lo que va del 2023, son contados los días que llevaron a sus hijos de 6 y 4 años al aula. “Con el tema del estudio venimos para atrás, hay una gran dejadez en lo estructural. En primaria estuvimos en abril sin clases todo el mes, y en marzo ya habíamos arrancado de paro. Mis hijos están prácticamente encerrados en casa”, explicó el papá en diálogo con TN.
Ante la falta de práctica continua en la escuela, su hija que está en 2° grado, está teniendo dificultades para aprender a leer y a escribir, a pesar de la dedicación que Pablo y Marisa le dan en su casa.
“Los chicos están atrasados con los contenidos y nos está afectando bastante. Algunos padres organizan clases de apoyo en sus casas, pero no es lo mismo. Son situaciones que no deberían ser, pero son”, contó.
Además de los ceses de actividad que hacen los profesionales en reclamo de mejoras salariales, aseguró que “el Consejo Escolar de la provincia no resuelve problemas edilicios como tener calefacción”. “La escuela tiene falencias, y no hay respuestas. Entre los padres también nos organizamos, hacemos rifas, colectas y pagamos una cuota optativa para tener recursos, pero no alcanza porque estamos bancando lo que nos debería dar el Estado”, relató.
“Esto es el abandono total porque no tienen clases y tampoco les dan tareas o alguna actividad para hacer que los incentive. Y preocupa también la actitud de los adultos, desde quienes no surge nada, no hay protestas, y no puede ser que dé igual que haya o no clases durante un mes”, le dijo a TN.
Frente a este escenario, Pablo y Marisa no vislumbran una solución en el corto plazo y tomaron una decisión: dejar Bariloche, volver a Buenos Aires e inscribir a sus hijos en un colegio privado. “Recontra disfrutamos la naturaleza, pero nunca pensamos que los paros iban a ser así. A mi hija la estamos mandando a particular para que no tenga tantas dificultades al volver al aula”, concluyó Pablo.