Por Raúl Fernández
Todos tenemos fecha de nacimiento, que la conocemos, y fecha de vencimiento. La segunda llega inesperadamente, de diferente forma, pero llega. Siempre llega.
La pérdida física del Presidente del PJ y ex Presidente de la Nación Néstor Carlos Kirchner es, básicamente, la salida de un gran militante de la política, de un tozudo defensor de sus ideas, de quien se animó corajudamente a poner blanco sobre negro en un país lleno de grises.
La “parca” le avisó varias veces en los últimos tiempos, lo rodeó y no pudo más que sacarle alguna sonrisa socarrona, casi con destreza de equilibrista que aceptaba algunas sugerencias pero no, como correspondía, cambiar su hábito hacia la política.
Irrumpió en la escena nacional casi sorprendentemente, cuando el país en quiebra moral y legalmente nos hacía pensar en las ruinas.
Puso y dejó todo al servicio de un proyecto que, a los militantes de la política, nos hizo renacer para pensar quien siempre algo mejor es posible. Solo hay que intentarlo.
Asumió batallas que nos costó comprender y, con aciertos y errores lógicos de todo ser humano, fue convenciendo a muchos de que la Argentina de la igualdad era posible, pero no sencilla de conseguir.
En lo humano dejará un gran vacío, especialmente para su familia, su compañera de ruta y sus hijos y familiares. Solo resta solidarizarse.
En lo político perdimos un militante, un cojudo militante que no dejó un instante de seguir haciendo política; que tuvo generosidad y supo sobreponerse a los derroteros y aquellos que no tuvieron sabiduría ni entereza de ser adversarios para convertirlo en enemigo.
Un militante que revitalizó la memoria, que se pegó a los más desprotegidos, que no dudó en buscar Justicia, que hizo de la lucha y el dolor de Madres y Abuelas una bandera inclaudicable; que pensó y fortaleció la Patria Grande de América Latina en menos de una década, cuando parecíamos resignados al ALCA.
Pero lo importante es lo que pueda venir, lo que podamos hacer para fortalecer lo que está en proceso de construcción y él imaginaba desde su liderazgo.
Desde cada rincón, cada plaza, cada organización deberemos utilizar el dolor de una desaparición física para fortalecer el espíritu. Y el Peronismo sabe mucho de eso.
Es tiempo que, al compás del silencio que deberían guardar los hipócritas y egoístas que lo tildaron de mil maneras pensando en su derrota no sólo política; la militancia se sienta fortalecida para seguir el camino.
Su compañera y Presidenta, por lo que implica en este marco político e institucional, deberá tener el respaldo y acompañamiento activo de quienes seguimos el sueño de Néstor Kirchner hoy como aquel del General Perón: una Patria y América Latina Justa, Libre y Soberana.