En otra jornada negativa en la plaza de Wall Street, los papeles de la petrolera se derrumbaron 6,9%, a 23,3 dólares. Desde el pico que se había anotado en la rueda previa a la Navidad la capitalización en Bolsa se desplomó a u$s9.220 millones
De este modo, para el mercado de capitales del mundo la petrolera estatizada a mediados de 2012 vale hoy unos 4.200 millones de dólares menos que el 24 de diciembre último, pese a activos reales de la compañía y el alto potencial que representa su amplia participación en la zona del mega reservorio hidrocarburífero de Vaca Muerta.
Después de un recorrido claramente alcista desde valores mínimos registrados en mayo de 2013, cuando las ADR de la petrolera se podían adquirir a precios de remate: u$s12,26, alcanzó un pico de u$s34,17 el 24 de diciembre último, y una capitalización bursátil de u$s13.400 millones.
Parte de esa recuperación se concentró en el primer mes de gestión del trío Jorge Capitanich, Axel Kicillof y Juan Carlos Fábrega, al frente de la coordinación de la política macroeconómica: la acción subió casi 10 dólares, un 38 por ciento.
Sin duda, el replanteo de la política tarifaria por parte del Gobierno, fundamentalmente con el objetivo de capitalizar la empresa para poder dar curso al plan piloto de Miguel Galuccio en Vaca Muerta, posibilitó mejorar el ánimo de los inversores.
Aunque el persistente deterioro de la situación macroeconómica actuó como freno a la atracción de inversores para participar del emprendimiento, salvo casos puntuales y de reducido monto.
El entusiasmo de los inversores cambió en enero
Pero el cuadro se agravó cuando las expectativas inicialmente favorables que generó el minicambio de gabinete se fueron diluyendo, en particular en los últimos días de enero cuando el ministro de Economía decidió no dejar trasladar al precio de los combustibles el efecto del deslizamiento del tipo de cambio (eufemismo para no hablar literalmente de la devaluación del peso).
De este modo, del pico de u$s34,17 por acción, en poco más de 30 días revirtió toda la ganancia y cayó más de 11 dólares.
Con devaluación que sólo se puede trasladar a precios previo monitoreo de las autoridades económicas y suba de las tasas de interés para frenar la escalada de la inflación, sólo asegura un mayor enfriamiento de la actividad productiva y comercial y con eso diluye las posibilidades de atraer inversores, menos de riesgo como es el caso de la explotación petrolera. El potencial de largo plazo sigue intacto, pero la coyuntura no se presenta viable para el plan estratégico que diseñó Miguel Galuccio.