En un fallo inédito, la Justicia de Lomas de Zamora sobreseyó a una mujer de 29 años que se defendió del ataque de su expareja y lo mató con un cuchillo de cocina. Ocurrió en julio de 2020 y, después de estar detenida con prisión domiciliaria durante cuatro años, la acusada no solo recuperó su libertad, sino que además pudo comprobar que sufría hostigamiento y que era víctima de violencia de género.
En el documento al que accedió TN, el Juzgado de Garantías N°8 dictó el sobreseimiento total de Laura Herrera, que estaba imputada por homicidio agravado por el vínculo contra su expareja Sergio Gastón Pavón, de 47. Ese había sido el pedido de la defensa técnica de la acusada, a cargo de la abogada Raquel Hermida Leyenda, y también del Ministerio Público Físcal.
Ambas partes presentaron numerosas pruebas que demostraron que la mujer actuó en legítima defensa y que su intención no era matarlo, sino que terminó acorralada por la situación y no le quedó otra alternativa que defenderse de un ataque por parte de Pavón, sobre quien pesaba una restricción perimetral. Entre los fundamentos, mencionaron que él sometía a distintos tipos de violencia, tanto física, como psicológica y económica.
“El hombre tenía una medida cautelar de restricción perimetral y cese de hostigamiento que tramitaba en el Juzgado de Familia N°11, pero no le importó nada. Él la hostigaba permanentemente y la tenía coaptada. Dependía de él por los alimentos, no tenía para comer y el violento se aprovechaba de esa situación”, explicó Hermida Layenda en diálogo con TN. También contó que es un caso que va a sentar jurisprudencia, ya que es la primera mujer en defenderse que no va a juicio.
Violencia y hostigamiento
Herrera estaba en pareja con Pavón y convivían en una casa en la localidad de Villa Centenario, partido de Lomas de Zamora. Ella tiene un hijo de 8 años con discapacidad motriz y mental, por lo que siempre se le hizo difícil salir a trabajar. El nene requiere un cuidado especial y la mujer pensó haber encontrado en Pavón el apoyo que necesitaba para salir adelante. Pero su vida fue un calvario.
En su declaración indagatoria, relató que estuvieron juntos dos años y medio. En el lugar donde vivían, los dueños del alquiler los echaron porque todo el tiempo se escuchaban gritos y discusiones que se salían de control. Así que tuvieron que irse a otro lugar. “Yo sufrí de violencia de género siempre delante de mi hijo: me pisaba, me gritaba, me empujaba y me pegaba”, puntualizó.
En marzo del 2020, en medio de la pandemia por coronavirus, se cansó de sufrir tanto y decidió denunciarlo en la Comisaría de la Mujer de Temperley. También le dijo que se vaya de la casa, porque quería estar sola. Así fue que empezó el hostigamiento de parte de Pavón. “Él me seguía buscando, se hacía el bueno y me decía que iba a cambiar. Cuando no lo dejaba entrar, saltaba el paredón y se metía igual”, contó.
Varios meses después, el hombre se mudó a metros de su expareja, a pesar de que estaba vigente la perimetral. Incluso, en uno de los episodios donde él se metió en la casa de Herrera, llegó a robarle los acolchados y una estufa que tenía la mujer para calefaccionar su casa en pleno invierno. Eso desencadenó una discusión que terminó de la peor manera.
Él la atacó y ella se defendió: el crudo relato de Herrera
El 22 de julio del 2022, de acuerdo a lo que pudo reconstruir la fiscalía, siempre en base al testimonio de Herrera, ella fue hasta el domicilio de su ex -que está al lado de su casa- para pedirle que le devuelva sus cosas. Era de medianoche, hacía frío y los vecinos dormían. En un momento, Pavón cerró la puerta y la agarró del cuello para intentar ahorcarla. “Me tenía agarrada contra la mesada. Me desesperé y manotee lo primero que vi”, contó sobre los minutos previos al crimen.
Así agarró un cuchillo tramontina que estaba sobre la mesa. “Sin mirar le tiré un puntazo hacia atrás y me soltó. Me dijo ‘me pinchaste’. Estaba lleno de sangre y yo, en un estado de desesperación. Salí corriendo a pedir ayuda, pero cuando llegó la ambulancia ya estaba muerto. Yo le gritaba ‘no te quise lastimar’, mientras veía como le caía la sangre”, relató.
“Desde que yo lo pinché, hasta que pude pedir auxilio, no pasó mucho tiempo. Fue todo automático. Encontré el teléfono rápido y llamé a emergencias”, recordó la mujer, y agregó: “Yo sería incapaz de hacerle daño, yo solo me defendí. Lo único que pensé es en mi nenito que tiene discapacidad, porque él depende de mí”.
Pavón murió desangrado adentro de su casa. El cuchillazo le lesionó la vena y arteria femoral, lo que le provocó una hemorragia aguda con shock hipovolemico, según detalló el informe final de la autopsia. No tenía solo esas heridas, ya que antes de caer desvanecido se agarró de un espejo y se cayó sobre el vidrio.
Después de que se confirmara su fallecimiento, la mujer quedó detenida acusada del delito de “homicidio agravado por el vínculo, en el contexto de violencia familiar”, que prevé el delito de prisión perpetua. Sin embargo, cuatro años después, el juez Gabriel Vitale entendió, en base a las pruebas presentadas por la defensa, que era un caso de legítima defensa.
Entre los elementos más contundentes en el expediente está la declaración de dos testigos clave. Una de ellas es su amiga, quien relató el calvario que sufría Laura en manos de su ex. “Yo la veía regularmente, casi a diario, pudiendo observar en muchas ocasiones como tenía marcas en el cuerpo o moretones, y siempre que le preguntaba que le había ocurrido me decía que se había chocado con la pared o excusas similares, las cuales me parecían mentira”, contó.
“En otras oportunidades, cuando iba a la casa de Laura de sorpresa, me encontraba con que no podía salir o yo no podía entrar porque Sergio Pavón la había encerrado con llave en el domicilio. En aguna ocasión comí con la pareja, y pude presenciar como de la nada o por algún cuestión mínima Sergio se enojaba y se ponía muy violento con Laura”, agregó.
También reveló que el hombre, ante un simple “me gusta” que le dieran a Laura en una red social, alcanzaba para que él se “sacara” y se pusiera “como loco”, tornándose muy violento.
Pero no solo su amiga advirtió esto, sino que además la propia hermana de Pavón lo reconoció: “Ella declaró que la relación entre Sergio y Laura era mala, ya que ellos se celaban mucho y siempre pasaba algo entre ellos, siendo que en distintas oportunidades observó a Laura marcada o herida, con moretones en brazos y heridas similares”, argumentó la fiscal Marcela Juan, de la UFI N°16.
Un fallo con perspectiva de género
El primero en expedirse al respecto fue el Ministerio Público Fiscal, que formuló el requerimiento para que Herrera fuera sobreseída y argumentó que durante su investigación “tuvo por acreditado que, al verse atacada con una maniobra de estrangulación, intentó un método de defensa”.
Sobre el cuchillo de cocina que usó, la fiscal sostuvo: “Entiendo que el elemento agresor, no fue elegido sino que lo tomo al azar. El desarrollo del hecho me permite interpretar que no hubo intencionalidad de dañar sino de defenderse”. Además, opinó: “Considero que dificilmente la acusada supiera que los vasos arteriales y venosos del muslo transcurrieran en la zona donde asestó las heridas y mucho menos sus consecuencias”.
En conclusión, dijo: “Herrera se defendió de la agresión de la víctima, quien la tomó por detrás y la sujetó fuertemente del cuello, por lo que en un acto desesperado por sobrevivir al ataque tomó un elemento al azar para defenderse el que asestó en dos oportunidades en la pierna de la víctima, que le lesionó la vena y arteria femoral derecha ocasionando una hemorragia aguda con shock hipovolemico, culminando con la muerte”.
En su defensa, la abogada Hermida Leyenda sostuvo: “No existe prueba alguna en la causa que demuestre la intención de la imputada Herrera de causar la muerte de su ex pareja”, y aseguró que el Juzgado de Familia “le dio la espalda a una víctima de violencia de género. Con perimetral, Pavón hubiera tenido prohibido llamarla y Herrera nunca hubiera abierto su puerta. Ambos estaban sin contención judicial”.