En el Gobierno comienza a tomar fuerza la idea de avanzar en una salida del cepo al dólar en etapas. Fue al término de una semana de tensión en los mercados, después de que el Gobierno anunció el comienzo de la llamada segunda fase de su plan, que dejó en evidencia que la preocupación principal de los inversores está focalizada en la eliminación de las restricciones cambiarias.
Durante los últimos días, el ministro de Economía, Luis Caputo; el titular del Banco Central, Santiago Bausili, e incluso el presidente Javier Milei se encargaron de repetir de manera incesante que no había fecha para eliminar el cepo. Ahora, puertas adentro del Gobierno empieza a circular la idea de avanzar en una salida “en capas”.
¿Qué quiere decir esto? Básicamente que el desarme de las restricciones que hoy pesan para acceder al mercado de cambios será gradual y por lo pronto atada a ciertas condiciones.
Para empezar a mostrar señales de cómo se desarrollará esa estrategia, por ejemplo, ayer se oficializó una norma que establece que las empresas estarán autorizados a acceder al mercado de cambios para realizar pagos de intereses de deudas comerciales por importación con contrapartes vinculadas del exterior. Esto se conoce como préstamos “intercompany”.
Pero la norma también menciona como uno de sus requerimientos que se podrá acceder al MULC siempre que se realicen aportes de inversión directa de no residentes. “Si querés sacar dólares, tenés que traer”, resumen fuentes oficiales.
Uno de los principales motivos que explica esta decisión tiene que ver con que el segundo semestre será más exigente en términos de acumulación de reservas para el Banco Central, que este mes deberá cubrir vencimientos por más de US$3500 millones en julio.
Por eso, en la autoridad monetaria piensan en que la administración de las reservas por ahora debe destinarse a las operaciones vinculadas al comercio. Dicho de otro modo, no habrá cambios, por ejemplo, sobre el cupo de US$200 para ahorro que se puede comprar en los bancos.
Tampoco está previsto que haya modificaciones sobre el ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial, que se mantendrá en 2% mensual, y fue otro de los puntos que generó más expectativa en la conferencia del viernes. “Acá no va a cambiar nada”, insisten fuentes oficiales.
Y en relación con los movimientos de las variables financieras de esta semana -el dólar blue llegó a tocar los $1435, los financieros subieron y el riesgo país se acercó a los 1600 puntos-, argumentan que se trata de una “volatilidad coyuntural” que responde a que el mercado busca señales de gobernabilidad.
Esas “señales”, de acuerdo a la mirada del Gobierno, sufrieron un golpe con el avance de la reforma jubilatoria impulsada por la oposición, lo cual despertó dudas sobre la posibilidad de sostener el superávit. “No hay forma de cambiar la convicción fiscal”, afirman en el Banco Central.
En paralelo, el equipo económico trabaja en los detalles de la reglamentación de la migración de los pases al Tesoro. Para ello, primero se publicará un DNU a través del Ministerio de Economía en el que se informarán los detalles la Letra Fiscal de Liquidez. Ese título tendrá entre uno y dos años de vencimiento, y su liquidez será diaria.
El traslado de los títulos del Banco Central al Tesoro tiene por objetivo suspender esa vía de emisión en la autoridad monetaria, pero requiere que el Ejecutivo sostenga el superávit de sus cuentas para cubrir esos pasivos.
Lo cierto es que en esta segunda etapa –después del ajuste fiscal- pasa al plano de la reducción en la expansión monetaria. Por eso, el objetivo de la conferencia del viernes pasado fue anticipar una suerte de hoja de ruta que permita mostrar “cómo sigue la película”. Y sobre esa continuidad, empiezan a aparecer algunas pistas: “El bien escaso va a ser el peso”, describen en despachos oficiales.
Fuente: TN