Salarios, inflación y actividad: ¿Cómo va a llegar la economía a las elecciones de medio término?
Los supuestos de los economistas para proyectar el desempeño de indicadores relevantes que afectan el humor de los votantes. Los analistas económicos pusieron el foco en el desempeño de variables económicas clave, con vistas a…
domingo 22/08/2021 - 22:27
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Los supuestos de los
economistas para proyectar el desempeño de indicadores relevantes que afectan
el humor de los votantes.
Los analistas económicos pusieron el foco en el desempeño de variables económicas clave, con vistas a las elecciones legislativas que se realizarán el 14 de noviembre. En términos generales, prevén una apreciable mejora de la actividad, respecto del acusado desplome en 2020, cuando pegaron más fuerte las medidas de aislamiento y restricciones por la propagación del Covid-19, consigna al inicio el informe de Infobae.
De todos modos, la debilidad económica después
de tres años de recesión será visible, dado que el empleo llegará
a las elecciones de noviembre con 231.000 puestos menos que en las
últimas primarias. Además, la tasa de empleo -es decir el porcentaje
entre la población ocupada y la población total- cerrará el tercer trimestre
tres puntos por debajo de la de 2019.
“El PBI llegará a las elecciones en alza: estimamos que crecerá medio punto en el tercero y un punto en el cuarto, cerrando el año con una recuperación en torno al 7%. Aun así, el PBI per cápita se ubicará 5,4% por debajo del nivel de 2019″, puntualizó un informe de Equilibra, la consultora cuya economista Jefe es Lorena Giorgio.
Evolución de PBI 1998-2021
Fuente: Infobae con datos de INDEC. (*) Proyección privadas
También los economistas del Banco Itaú aumentaron
su previsión de crecimiento del PBI para 2021 al 7% desde el
anterior 6,5%, aún lejos de ser suficiente para recuperar el producción perdida
con la caída del 9,9% registrada en 2020.
Preocupación por la inflación y el dólar
Siempre que se aproxima un período electoral en la
Argentina, la cotización del dólar empieza a moverse y da más impulso a
la inflación. Y la demanda de dólares como cobertura, sumada a cierta
incertidumbre por un eventual cambio de política económica después de los
comicios, ejerce presión sobre la cotización del billete verde.
Para Ecolatina, “la inflación bajará en
el segundo semestre. Más allá de algunos factores que puedan operar en
sentido contrario -salarios y dólar paralelo-, los grandes motores se
alinearán para que la suba de precios se relaje a partir de julio –dólar
oficial y tarifas de servicios públicos– y deje los niveles particularmente
elevados de la primera mitad del año: si el acumulado enero-junio se repitiera
entre julio y diciembre, la inflación rozaría el 60% en 2021. Sin embargo,
proyectamos que la suba de precios estará apenas por debajo del 50%
este año, pasando de un promedio mensual de 4% en el primer semestre a otro
de 3% en el segundo”.
En ese sentido, Equilibra coincide en que “el anclaje de dólar y tarifas permitirá que la inflación descienda por debajo del 3% mensual. Así, la inflación anualizada del segundo semestre rozará el 39%, lo que implica una desaceleración importante respecto al 57% anualizado de la primera mitad del año”. Asimismo, la consultora estimó que “el poder de compra de los salarios evidenciará una mejora de 3 puntos porcentuales en el tercer trimestre, que se traducen en 5 kilos de asado más. Sin embargo, el salario real cayó 3% desde que Alberto Fernández asumió la Presidencia, y la merma en kilos de asado que puede comprar un salario medio es de unos 55 kilos”.
Ecolatina subrayó que la mejora del consumo será perceptible con “Programas como Ahora 12, que alientan el consumo en cuotas de bienes durables, marcan que la prioridad del Gobierno es apuntalar la recuperación de la actividad, aun cuando esto pueda implicar un retroceso en la lucha contra la inflación -y en su objetivo de controlar al dólar oficial, en tanto muchos de los productos incluidos en el programa son importados y demandan divisas para su consumo-. En la misma línea se inscribe la reapertura de paritarias, alentada desde el Poder Ejecutivo”.
Esta mejora evidente en el nivel de actividad económica y
recomposición de los ingresos demandará también un empuje desde el
mayor gasto del sector público, con su consecuente costo fiscal.
En este aspecto, Equilibra subrayó que “el costo
fiscal de las medidas de ‘push electoral’ rondará
el 1,5% del PBI. Para financiarlo, el Tesoro deberá acudir a
asistencia del BCRA por $680.000 millones en lo que resta del
año. La pregunta del millón es si el mercado financiero podrá digerir semejante
volumen de pesos sin una devaluación o ensanchamiento de la brecha”.
Este creciente gasto público, concentrado en lubricar la expansión económica para cuando se produzcan los comicios de medio término, traerá aparejada una mayor dependencia de la emisión monetaria del Banco Central para financiar al Tesoro. Además la autoridad monetaria persistirá en su estrategia de vender dólares a través de la compra de bonos para mantener estabilizada a la cotización implícita de la divisa en los activos bursátiles.
Los expertos del Grupo SBS observaron que
“dada la dominancia fiscal histórica que padece Argentina, las
cuentas públicas serán una de las principales variables a seguir durante el
segundo semestre por su relación con la asistencia monetaria del BCRA,
que deberá manejarse con prudencia. Con las elecciones legislativas a menos
de tres meses, el Gobierno apunta a un impulso al consumo buscando recuperar la
confianza del electorado. El impulso deberá calibrarse con cautela, y el
pragmatismo deberá estar a la orden del día, ya que el desafío
principal será evitar exacerbar desequilibrios que pudieran generar
tensiones inflacionarias y cambiarias en la antesala de las elecciones”.
Víctor Beker, del CENE de la Universidad de
Belgrano, verificó “un significativo deterioro del resultado fiscal,
que se tradujo en la necesidad de financiamiento por parte del Banco Central
mediante emisión monetaria. La contrapartida del quiebre de la disciplina
fiscal mantenida hasta mayo fue la presión que los excedentes monetarios en
poder del público volvieron a ejercer sobre la cotización del
dólar paralelo, el refugio preferido de los ahorristas”.
En este aspecto, Daniel Marx, director Ejecutivo
de Quantum Finanzas, advirtió que “siempre existe la
tentación de la política de aumentar el gasto y esta muchas veces se encuentra
con la restricción de la caja. A veces tratan de respetarla y manejarse con
prudencia, a veces tratan de superarla y después se encuentran que la
restricción sigue existiendo y en el ínterin se enfrentan con
problemáticas cambiarias, entre otras. Yo creo que independientemente del
resultado de la política, la restricción de caja se va a hacer
notar y después las intenciones se tendrán que ir adaptando a las
posibilidades.”
Con foco financiero, EcoGo consideró que
“finalmente, el Gobierno se tiró a trasitar los meses que restan a las
elecciones sin un acuerdo con el FMI que descomprima los
vencimientos apostando a maximizar el uso de los USD 12.000 millones
adicionales que, cual ‘maná del cielo’, le llevarán este año por la
emisión de DEG del FMI y el salto del precio de la soja”.
No obstante, Invecq Consultora Económica estimó
que la Argentina tiene aún “pendientes pagos con el FMI por
USD 399 en noviembre en concepto de intereses y USD 3.822 millones en concepto
de capital a pagar mitad en septiembre y mitad en diciembre”. Es decir
que esos más de USD 4.000 millones hasta fin de año demandarán “el total
de DEG que serán girados al país. Bajo esta premisa, las reservas netas
volverían a su nivel inicial y el 2022 comenzaría nuevamente complicado”.
“El Central seguramente deberá seguir interviniendo a un ritmo similar al de la segunda mitad de julio (unos USD 25 millones diarios) para que la brecha ‘intervenida’ se mantenga por debajo de 75% y la brecha ‘libre’ no supere el 90%. Esto implica desembolsos por USD 2.130 millones en los próximos cinco meses, la mitad de las reservas netas que en BCRA lleva acumuladas en el año”, evaluó Equilibra.
“La receta clásica de años electorales -atrasar
el tipo de cambio y las tarifas para moderar la inflación, y estimular
el gasto fiscal para dinamizar el consumo- no es infalible y su éxito
tampoco es garantía de una victoria electoral. Pero sin lugar a duda, llegar a
las elecciones con una economía en recuperación, la segunda ola de
contagios superada y un mejor humor social vinculado a la
recomposición del poder de compras de las familias y la mejora de indicadores
sociales, será clave para incrementar las chances de una victoria oficialista”,
completó el análisis de Equilibra.