El Canalla se impuso con comodidad en el Gigante de Arroyito. Tres de Gamba y uno de Ruben en 33 minutos le alcanzaron ante el débil equipo de Damonte.
Tal vez, para Rosario Central, encontrarse en el último puesto fuera algo injusto. El equipo del Kily González venía de ser el equipo argentino que más lejos llegó en la Copa Sudamericana, pero claro, descuidó el torneo y tenía que ganarle a Arsenal para lograr, de una vez por todas, salir del fondo y empezar a trepar en la tabla de posiciones.
A lo mejor fue por eso que el Canalla salió decidido a mostrar su mejor versión y a cederle, no tan gentilmente, a Arsenal ése último puesto del que todos quieren escapar. 15 minutos bastaron para hacer trizas cualquiera fuera el plan que tuviera Damonte para sus nuevos dirigidos: doblete de Gamba y un gol de Ruben, uno atrás de otro, como si la apertura del marcador hubiera desencadenado un efecto dominó que el Arse no pudo ni supo frenar.
Cada avance rosarino generaba la sensación de que terminaría lastimando a la desorientada última línea del Viaducto, la cual fue fácil de penetrar y de golear. Pasada la media hora de dicha primera mitad llegaría el triplete de Gamba, principal beneficiario de las ventajas que entregaban los de Sarandí en el fondo.
No hubo equivalencias. Fueron cuatro, pudieron haber sido cinco, seis o los que Central se propusiera. Ya con un resultado tan abultado a favor, el equipo del Kily optó por sacar el pie del acelerador en el complemento, amén del penal que Lamolina no le otorgó por una clara falta a Ferreyra que pudo transformarse en el quinto grito de la tarde.
Incluso, esa merma en la intensidad permitió algún que otro avance del Arse que, perdido por perdido, se animó un poco más en el segundo tiempo y hasta merodeó el gol del descuento. Pero ni siquiera eso… Para completar una tarde negra, Ortiz vio la roja por golpear sin pelota a Ferreyra y dejó a su equipo con 10.
Después de asumir como nuevo DT, Damonte vio a sus dirigidos recibir dos goleadas en sus dos presentaciones, y profundizó una crisis que lo dejó en el último puesto del torneo y de la tabla anual, reafirmándose como el peor equipo del año.
El Kily, por su parte, logró dar vuelta rápido la página tras la eliminación ante Bragantino y el empate en el clásico frente a Newell’s. Ganando, goleando, gustando y hasta bailando, Central salió del fondo. El Canalla no te deja a Gamba…
Gamba metió tres.