En una entrevista con Infobae, el economista alertó que atraso del boleto de colectivo es equivalente al que recibió Cambiemos en 2015 en el caso de la energía. Pronosticó que la actividad tendrá un sendero de bajo crecimiento y lenta baja de la inflación.
Rodolfo Santángelo es economista, asesor de empresas, fundador y director de la consultora MacroView junto a Carlos Melconian, para que de su evaluación del camino transitado y de algunas pautas sobre qué considera que cabe esperar para los próximos años en el supuesto caso de reelección del presidente Mauricio Macri, porque, aclaró, «otro escenario es incierto».
– El directorio del Fondo Monetario Internacional aprobó una nueva revisión trimestral del acuerdo reforzado en septiembre de 2018 y dispuso un nuevo desembolso para la Argentina. ¿Qué le dejó el análisis y observaciones que hizo el organismo para tener en cuenta en los próximos meses?
– Son siempre iguales los «staff report», son casi calcados unos de otros, sobre todo cuando se va a aprobar un desembolso. El apoyo al país, el esfuerzo en implementar el programa, pero alertar sobre los riesgos. De ahí que, en general no hay sorpresa. Pero después aparecen las cuestiones puntuales, donde vuelve a manifestar las preocupaciones que tenemos todos sobre la sostenibilidad del programa fiscal, de en qué cosas se viene rezagado, sobre la renovación de la deuda; vuelve a poner esa frase confusa de que la deuda argentina es sostenible pero no con alta probabilidad; vuelve a mostrar su preocupación en la demora en que el proceso inflacionario de sus resultados. Pero, en síntesis, no hay mucha diferencia respecto al análisis que uno pueda hacer. Obviamente que en la medida en la que está aprobando un desembolso tiene un contenido positivo y alerta sobre los riesgos, en este caso poniendo un énfasis en la cuestión política, pero no sólo eso.
– En Macroviews, sobre todo su socio Carlos Melconian, han hablado sobre el Plan Picapiedras, el Plan Llegar a las elecciones, ¿Cómo se llega a esa instancia?
– De acuerdo a previsto. Este es un programa de emergencia que buscaba estabilizar las variables financieras y lo está logrando con creces, el calificativo de Picapiedra nunca fue peyorativo, sino de mostrar su rudimentariedad, su simpleza. Diría que a ningún economista argentino se nos hubiera ocurrido, porque es maquiavélicamente simple, y está logrando resultados. Probablemente viene demorado en cuanto a la baja de la tasa de inflación, y que la tasa de interés ha quedado más alta de lo previsto, pero el resto de las variables vienen dentro de lo que se esperaba, sabiendo que esta es una economía sin crédito, el poder adquisitivo del salario está más abajo y que lo mejor que se podía pedir en materia de actividad es que dibuje la letra L, o sea que deje de caer. Eso está reflejado en los números del Fondo que proyecta un segundo año de contracción económica; 2018 y 2019.
La Argentina, sacando Venezuela deber ser el único país del mundo donde la caída acumulada del PBI de este bienio es casi parecida a la del 2009, no pasa en ningún otro lado del planeta, y ya la perspectiva de 2020 refleja una estadísticas recuperación que no compensa la caída de éste. Es decir, los programas del Fondo son todos iguales: Ucrania, Egipto, en su momento Brasil, Grecia, produce los mismos resultados; obviamente acá habrá una elección presidencial en el medio donde la nueva administración deberá decidir cuánto quiere continuar y cuánto quiere cambiar.
– La situación macroeconómica se va normalizando, probablemente con cierta lentitud, en particular en materia de inflación que sigue siendo alta; las cuentas fiscales mejoran pero también tienen alguna ayuda de ingresos extraordinarios…
– Así como lo define, es todo así.
– ¿Qué es lo que falta para poder volver a crecer, independientemente del reclamo de las reformas estructurales?
– Dentro de este programa el crecimiento será bajo por definición. La Argentina se encamina a un período largo de 2, 3, o 4 años de bajo crecimiento, porque este es un programa de reducción de desbalances. Si se quisiera ser más agresivo lo tendría que negociar con el Fondo Monetario, y obviamente también ver el plafond político y jurídico que habría que hacer para implementarlo, porque implicaría ser mucho más audaz en reformas tributarias.
Lo que queda claro de estos programas es que si se quiere bajar impuestos hay que reducir algún gasto, no hay magia, o margen para otra cosa; hay que acelerar el proceso de reducción de baja de subsidios y suba de tarifas que este año quedó postergado; habrá que negociar con las provincias que han sido unos de los grandes pasivos de los últimos 4 años en términos de negociación, donde los gobernadores se llevaron todo y no pusieron nada, hablando exagerado y simplificadamente; y habrá que ver cómo se restablece el crédito en este economía bimonetaria, donde los argentinos seguimos comprando dólares a pesar de que la tasa interés está altísima. Entonces, hay que tener un programa integral consistente y mucho más audaz, pero que no sé si está en la agenda.
Si el esquema a seguir pos elecciones, que todavía falta mucho, es esto mejorado y un poquito el resultado va a ser un crecimiento lento y muy bajo, pero con la ayuda de que se estará reduciendo el déficit fiscal; del sector externo; bajando la inflación, una economía sin crédito; y apostando a ver si algún día, tras años y años de esfuerzo, los argentinos volvemos a confiar en el peso como moneda de ahorro, porque hasta ahora usamos el peso como moneda transaccional y «timbeamos» algunos meses con la tasa de interés.
– Es lo que nos decían a un grupo de periodistas argentinos en Washington invitados por la Amcham: «los argentinos tienen el extraño comportamiento de comprar un par de zapatillas a crédito, y la casa al contado»…
– Es un lindo ejemplo, pero acá la cuestión macroeconómica es cuál es el régimen monetario y cambiario que vamos a tener; cómo hacemos convivir al peso como moneda transaccional y el dólar como moneda de ahorro; como hacemos para que vuelva a haber crédito, con estas tasas de interés no va a haber ni oferta ni demanda, porque terminamos con un sistema bancario va a tener el 80% de los depósitos en el Banco Central, ya sea bajo la forma de encajes o de Leliq. Eso va a ser una discusión de fondo. La Argentina tiene que hacer una propuesta y el FMI ver su consistencia. Por ahora este esquema medio troglodita donde los argentinos seguimos comprando dólares y el torniquete monetario lo único que intenta es de convencernos de que no lo hagamos porque es costoso.