Fue ayer por la tarde y duró alrededor de una hora. En medio de un clima de hermetismo, se rumoreó que Maradona le habría pedido al ex presidente que intercediera por él ante Julio Grondona para volver a dirigir la Selección argentina. También circuló la versión de que el Gobierno le iba a ofrecer un puesto en la Secretaría de Deporte de la Nación. Sin embargo, el único funcionario que habló fue Juan Manuel Abal Medina (h), presente en la reunión, y no dio mayores precisiones acerca del encuentro. Así, el Diez se volvió a mostrar con el Gobierno: ya había estado con el gobernador Daniel Scioli.
Pasaron dos meses y medio desde la eliminación de la Selección del Mundial, y la vida de Diego Maradona no volvió a ser la misma. Pasó de ser el centro de convocatoria a la reclusión voluntaria, de aparecer en las pantallas de todos los televisores del mundo a estar rodeado sólo por su familia política. Sin embargo, ayer reapareció: se reunió en la quinta de Olivos con el ex presidente Néstor Kirchner. ¿Por qué? ¿Para pedir que el Gobierno interceda ante Julio Grondona para que el Diez vuelva a dirigir a Argentina?
El secretario de la Gestión Pública, Juan Manuel Abal Medina, fue el único funcionario que habló, y no aportó nada: “Fue un encuentro afectivo, personal, de cariño y agradecimiento mutuo, en el que estuvieron charlando de diversos temas”. Agregó: “Néstor le agradeció todo lo que hizo por los argentinos”. Un allegado a Kirchner le confió a PERFIL que Maradona y el ex presidente se volverán a reunir en los próximos días.
Los días del Diez. Hoy, el vínculo de Diego con el mundo del fútbol parece un lejano recuerdo. Pasa sus días encerrado en la quinta del barrio El Trébol, en Ezeiza, al 300 de la calle El Maitén. Apenas sale unas horas antes del atardecer en su Mini Cooper azul, por lo general acompañado por su cuñado Fernando. Y vuelve temprano. Sus hijas casi no lo visitan, y sus ex compañeros del cuerpo técnico del seleccionado, tampoco. Así elabora Maradona el síndrome post traumático.
Hace diez días, cuando la Selección nacional le ganó 4-1 a España –el reciente campeón del mundo–, Diego vio el partido en la quinta. Estaba con su mujer, Verónica, y sus suegros. Imposible saber si disfrutó o padeció la gran definición de Leo Messi en el primer gol, si aplaudió o maldijo el cabezazo de su yerno, el Kun Agüero, que cerró la goleada. Lo cierto es que Diego miró por tele cómo sus ex dirigidos pasearon a los campeones bajo las órdenes de Sergio Batista.
Una de las pocas salidas de Maradona es para almorzar en El Mangrullo, ritual que repite un par de veces por semana. El resto de los días, es Verónica la que sale con el auto para ir a buscar la comida a ese restaurante. Horas después, Diego suele ir a Las Toscas Canning Shopping, un complejo que tiene canchas de golf.
Pero ayer por la tarde la rutina se rompió: a las 18.10 una camioneta Toyota color champagne paró en la puerta de la quinta y bajó Osvaldo Granados, el intendente de Ezeiza. Salieron a recibirlo Diego y Verónica. Tras hablar unos minutos, Maradona y Granados subieron al vehículo que los trasladó a la quinta de Olivos.
El vínculo con los Granados le llegó a Maradona a través de su familia política: su cuñado Fernando es íntimo amigo de Alejandro, hijo del intendente y presidente de Tristán Suárez. A partir de esa amistad, Diego los conoció y los incorporó a su entorno. De hecho, Diego fue varias veces a ver a Tristán Suárez. Los Granados influyeron en el vínculo entre Maradona y la AFA, y ahora Osvaldo gestionó la reunión de ayer.
Diego no pierde la esperanza de volver a la Selección. El fin es tomarse una revancha por la frustración en Sudáfrica.
Fuente: Diario Perfil