La relación del presidente Mauricio Macri y su padre Franco tuvo numerosos altibajos. El desembarco de Mauricio en la política, primero la de Boca, luego la de la Ciudad de Buenos Aires y por último la nacional, gestaron tensiones y competencias internas que Franco intentó dejar a un lado recién en 2016, cuando su hijo ya era presidente del país.
Desde que Mauricio Nación, Franco Macri ya tenía planeado el futuro de su hijo: heredar el conjunto de firmas del grupo SOCMA, una empresa con una facturación anual de 500 millones de dólares. Pero las exigencias y presiones del padre lograron que el hijo eligiera otro camino para su futuro: en primer lugar sería una carrera al mando de Boca, para luego dejar espacio a una amplia carrera política.
En plena campaña presidencial, a unos meses del balotaje que lo llevó a la Casa Rosada, Macri dio algunos detalles sobre la relación con su madre. En la entrevista, el entonces jefe de Gobierno de la Ciudad contó que el lazo con Franco fue siempre muy tenso. Franco había declarado semanas atrás que el próximo presidente debería ser de La Cámpora y que Mauricio no estaba preparado para el cargo, en tanto que respaldó la candidatura de Daniel Scioli.
El nivel de exigencia al que sometía a su hijo fue reconocido por el mismo Franco en una carta pública que le envió en 2016. «Tal vez le puse una vara demasiado alta con mis expectativas y con las cosas que yo había hecho, tal vez, como él mismo dice, competí con él cuando se fue convirtiendo en hombre. Pero a la vez, siempre quise darle todas las oportunidades, traté de enseñarle que lo importante es el «hacer» y no el acumular dinero, prestigio, honores porque todo eso suele se efímero», aseguró.
“Tardé años en perdonarle que se hubiese ido de las empresas que con tan duro trabajo había creado. Hoy a la distancia de los hechos creo que no las dejó por la relación buena o mala que tuvo conmigo. Las dejó, porque Dios o el destino lo hicieron tropezar con la finitud de la vida y algo cambió para siempre en 1991 cuando fue secuestrado”, sostuvo.
En otro reportaje, concedido al diario La Nación, en enero de 2017, afirmó, consultado sobre qué puntaje le ponía al primer año de gestión de su hijo: “El primer año más no se podía hacer. No ha podido empezar construyendo, sino arreglando lo hecho por gobiernos terribles, desde Menem a los K. Con esa salvedad, le pongo un 5. Pero sé que ha querido ir por más».
En esa misma nota, el padre del Presidente afirmó que la gente “ve el futuro y se da cuenta de que primero se tiene que dejar atrás un pasado desastroso. Los peronistas tienen sus virtudes y sus terribles defectos. Ni hablemos de la señora esa, destructora del país”.