Una mujer tomó una estricta decisión con la única intención de ahorrar lo máximo posible para poder jubilarse lo más joven que pueda y no tener que trabajar nunca más en su vida. Sin embargo, cinco años después se arrepintió su decisión.
Gwen Merz tenía 23 años cuando terminó la universidad y accedió a su primer trabajo. Lejos de estar emocionada por su primera experiencia laboral, calculó que ganaba US$65.000 al año e hizo cuentas para ver cómo tenía que hacer para jubilarse lo más joven posible.
Fue de esta manera que decidió ajustar sus gastos al extremo: redujo los gastos en ocio, canceló todos los planes con sus amigos o compañeros del trabajo que implicaban un gasto extra e incluso ajustó el consumo en la vivienda y en las compras mensuales.
Su medida llegó a tal nivel que no iba ni a recitales ni a eventos deportivos y cada vez que se quería juntar con sus amistades los invitaba a su casa a jugar juegos de mesa. Todo con el objetivo de evitar gastar en un bar o un restaurante.
En definitiva, Gwen Merz logró ahorrar alrededor de un 75% durante todos los meses que mantuvo ese estilo de vida. Este ajuste durante más de cuatro años le generó una recaudación total de US$200.000.
Pero con el paso del tiempo, y a medida que seguía acumulando dinero, la joven comenzó a cambiar de opinión sobre la forma en que desarrollaba su vida y los problemas que le generaba su mirada austera.
Es que la joven contó que luego de más de cuatro años llegó a “sentirse miserable” y explicó que esas decisiones la perjudicaron tanto en términos sentimentales como en las relaciones laborales.
“En ese tipo de reuniones tras la jornada laboral es donde se crean las conexiones que después pueden servirte”, explicó la mujer que hoy tiene 32 años, en diálogo con el sitio Bussiness Insider.
A los 27 años fue que empezó a darse cuenta de que sus decisiones también le repercutían en el plano sentimental: con ninguna pareja lograba estabilidad porque no encontraba a alguien que compartiera su austero estilo de vida.
Luego de cinco años acumuló US$200.000, pero se quedó lejos del objetivo final que tenía para cumplir con la idea de jubilarse lo más joven posible. Fue en ese momento en que encontró un trabajo que le cambió la perspectiva.
Allí decidió que quería desarrollar una carrera relacionada con la informática y comenzó a gastar un poco más tanto en los momentos de ocio como con sus amistades y su vida en general.
A cinco años de esa decisión, Gwen tiene casa propia, un trabajo que le encanta y, aunque mantiene su personalidad ahorradora, disfruta mucho más porque no quiere volver a sentirse vacía.