Por estas horas comenzaron a llegar, junto con los resúmenes bancarios, los avisos de aumentos en los cargos y comisiones que aplican las entidades financieras, con fecha de inicio desde el 1 de septiembre próximo. Se trata de un incremento que va de 20 a 22 por ciento y que se suma al 25 por ciento ya aplicado en marzo. A las exorbitantes tasas de interés que deben enfrentar los usuarios para financiar sus compras con tarjeta de crédito, cuyo costo de financiamiento llega a casi el 200 por ciento, se suma el constante ajuste en los cargos asociados al mantenimiento de los plásticos.
Según el relevamiento de julio del Banco Central (con datos al último día hábil de junio), la renovación de una tarjeta puede llegar a los 3000 pesos para una de uso nacional e internacional y escala a más de 11.000 por una Gold o Black. Actualmente, previo al ajuste de 20 por ciento que se aplicará en dos meses, la reposición del plástico por extravío cuesta 400 pesos y el mantenimiento de la cuenta asociada a la tarjeta llega a 300 pesos mensuales. El servicio de emisión (por primera vez) es y seguirá siendo gratis. Los onerosos cargos para su mantenimiento vienen después.
En el uso de la tarjeta de crédito hay una regla de oro: «tratar de no pagar nunca el mínimo». Pero con la pérdida de poder adquisitivo de los salarios y jubilaciones frente a una inflación que no se detiene y la necesidad de utilizar el crédito para comprar hasta alimentos, esa regla es difícil de cumplir. Ahí es donde los bancos hacen su principal diferencia en materia de intermediación financiera, derivada de las altas tasas que cobran por la refinanciación de saldos sin pagar y los altos costos que incorporan por el mantenimiento de sus productos.
Al cierre del primer trimestre, los principales diez bancos del sistema tuvieron ingresos por 46.138 millones de pesos por cobro de intereses, un 139,3 por ciento por encima del cierre de 2017, previo a la mega devaluación. Por otros ingresos financieros el aumento fue de 746,7 por ciento, al pasar de 2934 millones de pesos en diciembre de 2017 a 24.843 millones en marzo pasado, según el BCRA. La tasa de interés efectiva anual, que se aplica sobre el saldo de la tarjeta que no se pagó, llega a 191,09 por ciento en el caso del Hipotecario. En tres cifras también se ubican el Supervielle (149,61 por ciento), el Santander (123,43 por ciento), el Galicia (119,57 por ciento) y el ICBC (112,31 por ciento).
La desregulación del sistema financiero que aplicó el Gobierno se tradujo en un aumento de las tasas y de los costos asociados, pero también en la disparidad que puede haber entre las entidades financieras para un mismo servicio o producto. Para un paquete básico el precio oscila entre los 380,69 pesos mensuales en el Banco Nación y los 763 pesos que cobra el Macro para los mismos servicios. El costo de un paquete Premium puede llegar a 2113,87 pesos mensuales. A principios de año los bancos ajustaron un 25 por ciento los costos asociados a productos, como tarjetas, y sumarán 20 o 22 por ciento de alza en septiembre. En el caso de las tarjetas de alcance internacional el mayor costo de renovación lo cobra el banco Hipotecario, el cual asciende a 4133,60 pesos, seguido por el ICBC, con 2716,45 pesos. Este último bonifica el cargo si el consumo del período es mayor a 45 mil pesos. Por su parte, el Galicia cobra 2650 pesos de renovación, mientras que en el Santander es de 2547,05 pesos y el de Supervielle, de 2483,53 pesos.
La renovación del plástico más económica la ofrece el Nación, con 1026 pesos. El Provincia pide 1692,79 pesos, pero puede bonificar el cargo si se consume en al año unos 75.000 pesos. La reimpresión por robo o extravío varía entre 147,99 (Supervielle) y 382 pesos (Santander).Cuando se trata de tarjetas Gold, la renovación salta hasta 6968,87 pesos para el Hipotecario, seguido de cerca por el Santander (5810,42 pesos), el Galicia (5700 pesos), el BBVA -ex Francés- (5504,29 pesos), el ICBC (5384,50 pesos) y Supervielle (5375 pesos), según el relevamiento del Central. El banco chino ICBC lo bonifica con un consumo mayor a 70 mil pesos y el Santander y BBVA pueden incorporarlo a su paquete de servicios (que se cobra previamente). Para el caso de las tarjetas Gold o Signature el cargo por el servicio de renovación se dispara a 11.452,65 pesos, en el caso del Macro. En la lista lo sigue el BBVA, con 9972,82 pesos. La entidad bonifica esta tarjeta si se adquiere el paquete Premium World. El paquete Premium de la entidad tiene actualmente un costo de 1203,45 pesos mensuales. El Galicia cobra por la renovación de los plásticos 9700 pesos; el Supervielle, 9223,84 pesos y el Comafi, 9680 pesos.
Por último, por la renovación de una tarjeta platinum el que más cobra es el Santander, con 7828,70 pesos. Detrás se ubican el BBVA, con 7810,55 pesos; el banco Galicia, con 7800; el Supervielle, con 7225 pesos y el ICBC, con 7097,86 pesos, de acuerdo con el BCRA. Con estas cifras se entiende que, pese a la caída del crédito y el consumo, los bancos continúen llamando por teléfono al azar tratando de pescar nuevos clientes para ofrecerles sus tarjetas, incluso extensiones que se deseen, sin cargo.