La situación es grave, el Banco Central dejó de comprar los pesos que emitía con dólares producto del acuerdo de la Argentina con el Fondo Monetario Internacional y comenzó a emitir aún más. A su vez, los argentinos están dejando de demandar pesos, por lo que la proyección inflacionaria trepó a casi el 35%. Como si esto fuera poco, el gobierno elevó partidas de gastos por casi 7 mil millones de pesos para las Fuerzas Armadas y el pago de intereses y comisiones de la deuda pública.
El próximo lunes 13 de agosto llega la misión del Fondo Monetario Internacional en un escenario de recalentamiento inflacionario que proyecta un 32% para 2018, según el relevamiento del Banco Central. Este redondeo es importante porque pone bajo la lupa lo acordado entre el organismo y la Argentina, teniendo las partes que volver a sentarse sobre las partidas en dólares que asistirán al mercado financiero local.
«Hoy en día la economía argentina está grave. Siendo 10 el más severo, diría que el nivel de gravedad es 8. Una cosa es enfrentar meses y años complicados como los que seguramente vayamos a enfrentar, y otra distinta es pensar que estamos yendo al caos o un Armagedón mañana», analizó Germán Fermo, economista director del MBA de UCEMA.
En diálogo para El Cronista, analizó: «De cara a las elecciones presidenciales quedan 15 meses. Me gusta partir ese período en dos. Los primeros 7 meses y medio, hasta marzo de 2019. Este primer ciclo va a ser muy duro. Veremos una economía recesiva con tendencia al desempleo, muy inflacionaria y con elevada presión cambiaria. No veo nada bueno a nivel económico en ese primer período de acá a las elecciones.
Me imagino que luego, en los segundos 7 meses y medio y con la ayuda del FMI, el gobierno apostará a un rebote, con un shock de consumo fuerte que les permita a los argentinos olvidar al menos parcialmente esos 7 meses iniciales y con eso buscará ganar las elecciones. Mi escenario base es que Cambiemos gana».
En tanto, la desconfianza sobre la marcha de la economía argentina se profundizó el pasado jueves 10/08. El índice que mide el JP Morgan se disparó un 3,9% hasta los 634 puntos básicos, su mayor nivel en 37 meses, lo que denota un nuevo derrumbe de confianza y la paciencia entre los inversores extranjeros ante los desequilibrios de la macro, potenciados por los ruidos políticos derivados de la «causa de los cuadernos» que desnudan la telaraña de corrupción que mezcla a exfuncionarios y empresas privadas.
Si algo faltaba, el gobierno volvió a modificar el presupuesto 2018 aprobado por el Congreso en casi 10.000 millones de pesos, aumentando la falta de previsibilidad sobre el gasto fiscal y los niveles inflacionarios.
Se trata de la decisión administrativa 1468/2018. En sus artículos anuncia las partidas de más de $3.760 millones, para cancelación deudas previsionales de las Fuerzas Armadas, y de $3.093 millones para el «servicio de la deuda pública: de intereses y comisiones».
Ahora bien, ¿el gobierno está licuando para encarar el 2019 con un rebote y un contexto más estable? El problema es que «la devaluación 2018 dup lica a 2016 y 2014 porque los problemas monetarios de hoy son mucho más grandes que hace dos y cuatro años atrás. La demanda de dinero es mucho más débil por la falta de confianza en el gobierno y en su plan, y ya no hay cepo que nos obligue a demandar pesos».
Según el análisis del economista Diego Giacomini, respecto de la corrida cambiaria y la fuerte devaluación que se está registrando, «hay altas chances que esta vez la fuerte devaluación no dure dos años.
Si el 2018 se comportara como el 2016 y el 2014 con esta devaluación, que fue mayor, año record de inflación del 2002 a la fecha, porque tendríamos un promedio de 40% y punta 52%. Sin embargo, ese traspaso a precios de la devaluación se desplomó en mayo, junio y julio. Por suerte, la macroeconomía del 2018 no se está comportando como el en 2014 y el 2016. Esto sucedía hasta julio gracias a la compra de pesos del Banco Central con reservas en dólares pero el acuerdo con el FMI le prohibió intervenir y comenzó a renacer la corrida cambiaria porque la gente no quiere pesos, quiere dólares.
Si bien la inflación es inferior a otros años no electorales que registraron fuerte devaluación, está cayendo la demanda de pesos y el Central está alimentando aún más la inflación, por lo que el final es incierto pero podría rondar el 35%.
Sigue estando la debilidad; la corrida. Entonces, ante un escenario de demanda de dinero más débil y sin cepo, existe la posibilidad de que empiece a resurgir en algún momento esa corrida cambiaria que hoy está escondida por la súpertasa y la venta de dólares, alimentada además por un Banco Central que dejó de comprar por esos pesos que sobran y que vuelve a inyectar base monetaria».