El 1° de enero de 2025, mientras el mundo continuaba con las celebraciones del comienzo de un nuevo año, en la casa de Gran Hermano, la atmósfera festiva se mezclaba con la tensión de la jornada de nominaciones. Bajo las luces brillantes de una casa que nunca duerme, los participantes, tras una noche de copas de espumante en mano, sabían que la velada traería más incertidumbre que alegría para algunos, indica Infobae.
Giuliano, el líder indiscutido de la semana, estaba en el centro de todas las miradas. Convertido en una figura de poder dentro del reality más famoso de la Argentina, no solo tenía inmunidad, sino también el privilegio de salvar a un compañero. Sin vacilar, eligió a Chiara, una amiga cercana y, según muchos, su nueva apuesta sentimental tras la salida de Jenifer. La conexión entre ambos no era un secreto, y este gesto solo reforzó las especulaciones de los fanáticos que seguían cada movimiento desde las redes sociales.
Mientras ellos disfrutaban de su posición privilegiada, las reglas del juego no perdonaban. Desde el lunes, la placa ya había comenzado a tomar forma. Otro de los beneficios de Nano era ejercer el poder de la fulminante, lo que dejaba a dos competidores sin voz ni voto en esta etapa crucial. Las elegidas fueron Sandra y Lourdes, quienes, ahora inmóviles, se veían condenadas directamente a la placa de nominados.
A medida que la noche avanzaba, uno a uno los concursantes cruzaron la puerta del confesionario. Cada voto era una mezcla de estrategia, rencor acumulado y supervivencia. Brian emergió como el más votado de la jornada, consolidándose como un blanco fácil para sus compañeros. Tras él, Luca, con su carácter explosivo, se ganó su lugar en la placa. Andrea, menos conflictiva, pero quizás demasiado invisible, también fue arrastrada al fuego cruzado. Finalmente, Juan Pablo, quien hasta entonces había mantenido un perfil bajo, cerró la lista con los votos necesarios para acompañar a los demás.Giuliano, como líder semanal, tendrá una gran responsabilidad sobre su espalda
La lista definitiva de nominados quedó sellada: Sandra, Lourdes, Brian, Luca, Andrea y Juan Pablo son los preseleccionados para la temida votación del público el domingo 5 de enero. Mientras tanto, en la casa que horas antes se mantenía al ritmo de la música y los brindis que intentaban disimular las tensiones, el Año Nuevo no trajo alivio para todos. Bajo ese manto festivo, se gestaban alianzas y traiciones, propias de un juego donde solo uno puede ganar.
Pero la dinámica de poder en Gran Hermano promete un giro inesperado para este jueves. En una decisión que podría cambiar el curso del juego, Giuliano, el líder de la semana, tiene la potestad de eliminar directamente a un compañero, lo que sin dudas rescribirá el presente de la casa.
Pero lo que ninguno de los convivientes sabe es que no se trata de una expulsión definitiva: la víctima de la jornada tendría sobre sus espaldas el peso de tomar una decisión peculiar y cargada de emociones. Podría optar por abandonar la casa para siempre o regresar el próximo domingo tras pasar días aislado en un hotel, en un limbo estratégico que parece más una venganza cuidadosamente calculada que una oportunidad.
Este poder, otorgado al líder como un privilegio excepcional, llega acompañado de tensión y especulación. Giuliano, que ya había salvado a Chiara y fulminado a Sandra y Lourdes, ahora tendría en sus manos el destino de otro participante. ¿A quién elegiría? Los debates en las redes sociales no dan respiro y mientras algunos se inclinaban por la posibilidad de dejar fuera de competencia a alguno de los convivientes que aún mantienen un perfil bajo, otros sospechaban que podría usar esta oportunidad para sacar a un rival estratégico.
Así las cosas, el jueves por la noche, cuando el líder anuncie su decisión frente a los demás, las reacciones estarán a flor de piel. En la casa más famosa de la Argentina, este juego de estrategias y emociones no concede treguas. El destino del próximo eliminado, ahora en manos de Giuliano, marcará un punto de inflexión en esta temporada, dejando en claro que en Gran Hermano, cada semana es un campo de batalla donde el poder cambia de manos con la rapidez de un susurro.