Quiénes son Gastón y Antonella, la pareja que se quedó sin trabajo por la cuarentena y ahora vende comida para mantener a sus 4 hijos: “Lo que nos motivó fue la necesidad”

Los dos se quedaron sin trabajo por la pandemia, y hacen malabares para poder pagar el alquiler, alimento, pañales y cubrir todas sus necesidades. Desde hace tres meses que venden tortas fritas y rosquitas en…

miércoles 21/10/2020 - 23:04
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Los dos se quedaron sin trabajo por la pandemia, y hacen malabares para poder pagar el alquiler, alimento, pañales y cubrir todas sus necesidades. Desde hace tres meses que venden tortas fritas y rosquitas en la esquina de Alvear y Rawson junto a sus hijos por el peligro que conlleva dejarlos solos en la casa, y afirman que “nunca recibimos ayuda de ningún tipo del Municipio, ni con un terreno ni con materiales”.

Antonella limpiaba casas y edificios según la demanda que tuviera. Gastón, su marido, trabajaba en la construcción, pero ambos se quedaron sin trabajo por la cuarentena. “Nos encontramos en la difícil situación que estamos pasando tanto nosotros como cada familia de la ciudad por la pandemia”, remarca la mujer al aire de El Comodorense Radio.

El matrimonio tiene cuatro hijos y alquilan actualmente en el barrio San Martín, luego de haber tenido que mudarse por la imposibilidad de costear los gastos de su anterior alquiler debido a la falta de trabajo, que “nos obligó a salir a vender a la calle en pleno invierno”, admite Antonella.

Ella se apuesta de lunes a sábados de 10 a 12hs por la mañana y de 16 a 18hs por la tarde, en la esquina de Alvear y Rawson. La acompañan sus hijos, que la ayudan con el carrito que contiene la mercadería y un cartel de madera fina, pintado rústicamente con la frase “Torta fritas y rosquitas. Gracias”.

Antonella se apuesta con sus hijos en la esquina de Alvear y Rawson, de donde no se mueve hasta vender toda la mercadería.

“Lo que nos motivó fue la necesidad”, confiesa Antonella. “Mi marido quedó desempleado debido a la cuarentena y a mí me empezaron a llamar con menos frecuencia en los trabajos donde iba a limpiar”, agregó.

La urgencia de solventar los gastos que demanda el alquiler, la comida, los pañales y otras necesidades fue lo que los empujó a la calle, donde hasta no vender todo no pueden abandonar el lugar. “Hay días malos donde nos cuesta vender y tenemos que estar pasadas las 19hs, hasta que podemos vender todo e irnos a casa”, describe sobre las jornadas con poca venta.

LA LUCHA DIARIA ACOMPAÑADA CON LOS HIJOS

Su historia se dio a conocer a través de publicaciones en las redes sociales. Allí, donde tanto varía la opinión de los usuarios que escriben a su gusto y placer detrás de una pantalla, le llovieron comentarios positivos y otros no tanto. Es que la imagen que se viralizó mostraba a uno de sus hijos subido a una banqueta, sosteniendo el cartel con el que anunciaban la venta.

Esto fue motivo de críticas para algunos usuarios que, sin conocer el contexto, la acusaban de hacer trabajar a sus pequeños hijos. Ante esto, Antonella explicó que “la situación está tan difícil que lo que yo hago vendiendo me sirve para vivir el día a día. Para comer, para juntar para pagar el alquiler, y no me alcanza para una niñera. Por lo tanto traigo a mis hijos conmigo, prefiero traerlos y que me acompañen a vender, sabiendo que están seguros conmigo y no que estén en casa y pase un cortocircuito o cualquier accidente y que les pase algo”.

Uno de los hijos del matrimonio sostiene el cartel con el que anuncian la venta.

Mientras, las clases siguen sin comenzar, a pesar de la ilusión y la esperanza que guardaban tanto la pareja como sus hijos de que a fin de año volviera el ciclo escolar, ya no será posible ante el contexto epidemiológico del país, la ciudad y la provincia. En tanto, el matrimonio intenta enseñarles lo que pueden en el hogar, “pero no es lo mismo que le enseñe yo que soy una mamá y no una maestra que está capacitada para eso”, dice la mujer, y se entristece al recordar que “ha sido igual que en años anteriores con los paros, se siente muy difícil y muy feo en la casa con los chicos, porque ellos necesitan interiorizarse, tratar con los compañeros”.

EL TECHO, CADA VEZ MÁS DIFÍCIL

El sueño de la casa propia es cada día más inalcanzable. El ahorro se derrite ante el calor de la inflación, y la crisis económica no permite aspirar a grandes gastos. La falta de trabajo y la merma de ingresos aprietan cada vez más a las familias, que en varios casos deben empezar a elegir entre comer o pagar un alquiler.

Este dilema se les presentó a Gastón y Antonella, que con cuatro hijos por mantener y sin trabajo por la cuarentena, no pudieron sostener los gastos de alquiler de su anterior vivienda. “Donde alquilábamos se nos fue el alquiler con los impuestos por las nubes. Al no tener sueldo fijo se hace imposible juntar la plata para pagar”, detallaron al respecto.

“Ya me he cansado de dar notas, de ir a ver a Luque y Macharashvili pero nunca recibí ayuda de ningún tipo”

Ella es nacida y criada en Comodoro, y comenta que “hace 6 años presenté los papeles en la Municipalidad, tengo un número de expediente. Sinceramente ya me he cansado de dar notas, de ir a ver al señor intendente –Juan Pablo Luque-, al viceintendente –Othar Macharashvili-, pero nunca recibí ayuda de ningún tipo, ni con un terreno ni con materiales”, lamentó Antonella.

Sin embargo, “siempre hay gente muy bondadosa, de noble corazón, que nos da una mano. Nos traen abrigo para los niños, nos traen mercadería, así que estamos agradecidos”.

Quienes quieran colaborar con la pareja, pueden acercarse a comprar sus productos de lunes a sábados de 10 a 12hs por la mañana y de 16 a 18hs por la tarde, sobre Alvear y Rawson. También pueden comunicarse al 2804384590 para ubicar a Gastón o Antonella.  

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