Un estudio de Wood Mackenzie estima que entre el 4% y el 10% de la producción actual será antieconómica. El gasto global se reducirá al menos un 25%. Las claves: eficiencia y tiempo.
La recesión global causada por la pandemia del coronavirus, junto con el desacuerdo en el cartel de la OPEP, desencadenó una serie de eventos que provocó la mayor caída de los precios del petróleo en los últimos 30 años.
Si bien el impacto a largo plazo en la demanda y la cotización del crudo aún es incierto, los precios actuales ponen en jaque al sector del petróleo y el gas, que hoy se encuentra en modo de supervivencia. Según un análisis de Wood Mackenzie, habrá profundos recortes de inversiones y los proyectos más costosos de desarrollar no sobrevivirán.
En el informe publicado esta semana, denominado “¿Cómo afectará la caída del precio del petróleo al upstream?”, la consultora asegura que la industria enfrenta una incertidumbre sin precedentes y que, si bien el rango de recortes de inversión es muy amplio, está claro que las compañías petroleras deben actuar rápidamente.
Según Wood Mackenzie, hay fuertes paralelismos con la situación de la caída de los precios del petróleo entre 2015-16, pero el macroentorno es muy diferente esta vez. Incluso si la OPEP + vuelve a la mesa de negociación y llega a un nuevo acuerdo, los eventos recientes han cambiado irreversiblemente la percepción del riesgo.
¿Cómo responderá la industria?
Según los analistas, los recortes a la inversión serán inmediatos y profundos. El gasto global podría caer en más del 25% interanual.
Para mejorar sus posibilidades de supervivencia a precios bajos, las empresas tienen tres palancas principales para reducir gastos:
•Impulso a la eficiencia para extraer la misma producción o una producción similar para una menor inversión;
•Diferir los nuevos proyectos;
•Reducir los niveles de actividad y los costos en el negocio base (incluidos los costos de inversión, exploración y operación de ciclo corto).
Wood Mackenzie considera que los nuevos proyectos grandes se suspenderán y la inversión de ciclo corto se reducirá al mínimo. El gasto en proyectos en desarrollo también será un objetivo y la exploración será recortada. Además, los costos operativos y otros costos fijos se enfrentan a un intenso escrutinio.
Solo los productores de menor costo y con las finanzas más sólidas estarán en condiciones de realizar inversiones significativas. Cualquier decisión de seguir a Arabia Saudita y Rusia y aumentar la producción probablemente será impulsada por la política más que por la economía.
¿Cuándo los proyectos se vuelven antieconómicos?
Si los precios no se recuperan rápidamente, habrá un impacto significativo en los campos que producen actualmente y en el suministro futuro. Los analistas de Wood Mackenzie modelaron escenarios para determinar qué tan bajo puede ser el precio antes de que las diferentes fuentes de producción se vuelvan antieconómicas, dónde es más probable que haya cierres de producción si los gobiernos influyen en los resultados.
La consultora concluyó que, a un precio del crudo Brent de 35 dólares el barril, los ingresos de 4 millones de barriles diarios, 4 por ciento del suministro mundial de líquidos, no cubren los costos de producción. Esa cifra aumenta a 10 millones de barriles (9% de la producción global) si los precios caen a 25 dólares.
En la última recesión en 2015/16 prácticamente los precios cayeron por debajo de los 45 dólares durante un año, y por debajo de los 35 solo durante un trimestre. Por eso, no existe antecedente cercano que pueda dar la magnitud de activos de petróleo que deberá quedar fuera de juego por volverse antieconómica si hay un período prolongado de precios bajos.
La capacidad de la industria para mantener el flujo de barriles de mayor costo será severamente probada. Se cree que a más largo plazo, el impacto de la falta de inversión en el mantenimiento de la producción existente y el gasto de capital para reemplazar las disminuciones será el principal impulsor de la oferta.
Wood Mackenzie pone en relieve que los productores centrales de Arabia Saudita, Rusia y los EE.UU. necesitan continuar perforando pozos para mantener los niveles de producción. Pero mientras que los gobiernos de los primeros dos países deciden sus propios niveles de inversión y producción, el de Estados Unidos no lo hace: esas decisiones están en manos de las compañías petroleras. Esas mismas empresas, sobre todo las dedicadas al shale, acarrean problemas financieros incluso desde antes de que el precio cayera.
“A corto plazo, es probable que las empresas, los gobiernos y otras partes interesadas continúen produciendo activos con pérdidas, como lo han hecho en el pasado, con la esperanza de que el precio se recupere rápidamente. Pero, la trifecta actual de exceso de oferta, evaporación de la demanda y gigantes globales que luchan por la cuota de mercado puede requerir una acción inmediata y dramática”, advierte la consultora.
Fuente: lmneuquen/ Cristian Navazo