La australiana se hizo famosa a escala mundial por su desempeño en Tokio 2020 pero también por el artilugio que utilizó durante la competencia.
La australiana Jessica Fox quedará en los libros de la historia de los Juegos Olímpicos por haber sido la primera campeona de la categoría C1 de canotaje, pero también por un hecho nunca antes visto: para competir de la mejor forma, tuvo que arreglar su kayak con un preservativo y luego ganó otra medalla, la de bronce, en el formato slalom.
¿Qué pasó? Su kayak había sufrido un fuerte golpe en una de las pruebas y debía repararlo de alguna forma para continuar en la competencia. A ella y a su equipo se les prendió la lamparita y decidieron utilizar un profiláctico: «Muy flexible y fuerte», escribió la propia Fox en una historia de Instagram, donde mostró cómo hacían el improvisado arreglo.
«Tanta emoción, tanta alegría, tanta acumulación en este momento. Es simplemente increíble. Estaba soñando con esto y realmente creía que estaba dentro mío, que podía hacerlo, pero nunca se sabe lo que va a pasar en los Juegos Olímpicos. Se trata de mantener los nervios a raya y probablemente no lo hice muy bien en el kayak unos días antes, así que fue difícil llegar a este punto, pero ha sido increíble lo que hice hoy», señaló la australiana de 27 años, que en Tokio 2020 se llevó el oro por primera vez en su tercera participación olímpica, tras cosechar plata en Londres 2012 y bronce en Río 2016.
«No puedo creerlo. Estoy muy orgullosa de estar aquí hoy en la categoría C1 femenina y estoy muy orgullosa de todas las mujeres que han corrido aquí y han sido parte de este momento», agregó. Las declaraciones de Fox tienen que ver con la lucha que viene sosteniendo para que la representación en la categoría sea equitativa en relación al género.
A los 27 años de edad, el destino de Jessica en este deporte estaba fijado por la sangre. Su madre, la francesa Myriam Jerusalmi, se llevó la medalla de bronce en Atlanta 1996 en la misma categoría que su hija. Además, ganó 10 medallas en el Campeonato Mundial de Piragüismo en slalom entre los años 1983 y 1995. Y su padre, el inglés Richard Fox, no se quedó atrás: obtuvo 11 medallas en la misma competencia, 10 de ellas de oro, entre 1979 y 1993.
Muy activa en sus redes sociales, Jessica nació en Marsella pero desde muy pequeña se crio en el país que sus padres adoptaron como su lugar en el mundo: Australia. Y su participación en las citas olímpicas la llevó a los primeros planos, ocupando tapas de revistas y compartiendo producciones con otros referentes olímpicos como el nadador Cameron McEvoy.
El kayak marca los pasos de Jessica y también su corazón. Desde hace unos años está en pareja con un consagrado en la élite de este deporte. Se trata del francés Mathieu Biazizzo, ganador en distintos certámenes de escala mundial. Juntos celebraron la conquista olímpica de la australiana, felices por la obtención del oro en Japón y sorprendidos por la repercusión del recurso al que apeló Jess para reparar su nave.